Carles Puigdemont ha elegido el Hotel President de Bruselas para celebrar el Día de la Constitución. Teniendo en cuenta que está convencido de estar construyendo una república lo raro hubiera sido que eligiera el vecino Hotel Royal. Y, claro, su particular homenaje a la Carta Magna no podía ser otro que alardear de seguir saltándosela. 

De su última rueda de prensa se pueden deducir varias cosas. La más evidente es que no tiene intención de ir a la cárcel por la causa que defiende, a diferencia de sus compañeros del Govern como el ex vicepresident Oriol Junqueras, y que va a tratar de que seguir repartiendo culpas por doquier. El lazo amarillo en la solapa es de momento lo más parecido a asumir responsabilidades penales por sus actos que se le ha visto. Y cuando vuelva a España, si es que vuelve, tendrá que explicarle a sus compañeros por qué les dejó solos ante el Supremo.

Lo malo de tener un candidato de Erasmus es que cada vez le resulta más complicado hacerse notar a mil kilómetros del Palau de la Generalitat

Afirma el huido ex president que "el miedo a hacer el ridículo" del Estado español es lo que explica la retirada de la euroorden del juez LlarenaEl señor que después de proclamar una República que nadie reconoció, ni siquiera sus compañeros de partido que la declaran simbólica, el mismo que se escapó a Bruselas colgando en Instagram una imagen desde el Parlament para despistar, dice que es el Estado español el que hace el ridículo. No debe de haber muchos espejos en Bruselas. 

Lo malo de tener un candidato de Erasmus es que cada vez le resulta más complicado hacerse notar a mil kilómetros del Palau de la Generalitat. Cuando descubra el ex president que cuando sale diciendo estas cosas ya ni es trending topic ni siquiera portada en los diarios independentistas, que ya apenas aparece en sus convocatorias más prensa internacional que la belgale va a tentar salir en Le Soir gritando "¡Viva la Constitución!" a ver si así llama la atención.

Al tiempo que descarta volver a España, añade Puigdemont que ha sido "una gran irresponsabilidad poner en marcha un mecanismo internacional de esta envergadura". Y por si alguien duda, no se refiere con lo de "irresponsabilidad" a que su Govern, votado por menos del 50% de los catalanes, proclamara unilateralmente la independencia el 27 de octubre, ni a que este salto al vacío legal careciera de ninguno de los apoyos internacionales que habían prometido a sus votantes, sino a la retirada de la euroorden de detención que pesaba sobre él desde que decidió huir del país dejando empantanada su república interruptus

Vista desde Bruselas, que no es lo mismo que entre rejas, la DUI no ha sido un fracaso

Vista desde Bruselas, que no es lo mismo que entre rejas, la DUI no ha sido un fracaso. Insiste Puigdemont que el único fracaso aquí ha sido la respuesta que ha dado a esta el Estado español. Y claro que "tienen intención y ganas de volver", o eso dice, pero solo le dan garantías de que no le metan preso. 

Pero por más que lo ha intentado el ex president en su primera rueda de prensa desde el 31 de octubre, en realidad fue el ex conseller Toni Comín el que dejó la mejor perla el Día de la Constitución: "En un Estado de Derecho las ilegalidades no son delito de manera necesaria". Trató el que fuera consejero de Sanidad de explicarse a continuación: "A un Gobierno democráticamente elegido por principio no se le tiene que perseguir penalmente por sus decisiones políticas". ¿Y si son estas ilegales?, se preguntará el lector: "Nunca puede ser un fracaso lo que los ciudadanos elijan en las urnas". Exigir respeto a lo que sale de las urnas precisamente en el aniversario de la Constitución española deja claro que para Comín y Puigdemont, igual que hay urnas y urnas, hay ridículos y ridículos.