“Estoy muy preocupado por el contenido del pacto de gobierno firmado por la Liga y Movimiento 5 Estrellas. ¿El mejor premier para Italia? Soy yo y estoy listo”. A sus 81 años sabe que el futuro no es suyo, pero todavía no está listo para dejar el geriátrico de la política romana, amenazado ahora por el tándem Salvini-Di Maio. El señor Silvio Berlusconi no ha vuelto porque nunca se ha ido. Como un pícaro moderno, un personaje novelesco caído en desgracia, los reveses le han servido para limpiar su imagen de presidente corrupto.

“Tardía”, así se refirió Silvio Berlusconi a la decisión del Tribunal de Milán que le permite volver a ser candidato después de la condena definitiva por fraude de 2013. Sin embargo, ha tardado apenas 43 días, desde el pasado 30 de marzo al 12 mayo, en pedir y obtener el perdón judicial, aprovechándose de un resquicio de la ley destinada a inhabilitar los políticos corruptos. Para sus detractores de siempre, se trata de una decisión equivocada además de injusta. La Fiscalía tiene 15 días para decidir si recurrir o no.

La rehabilitación decidida por el Tribunal de Milán ha devuelto al líder de Forza Italia il coraggio después de la decepción de las últimas elecciones donde ha conseguido apenas el 15%. Ahora tiene la oportunidad de volver a marcar el curso en la política italiana. Su vuelta al escaño del Parlamento de Roma es probablemente solo cuestión de tiempo. Il Cavaliere estaría listo para pedir el sacrificio de uno de sus diputados para lograr un escaño. Todo dependerá de la salud del pacto entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga. Sería un hecho histórico, la enésima pirueta del señor B., que como un moderno Benjamin Button, es indiferente al paso del tiempo.

Hasta aquí las alegrías, porque el historial judiciario es tan grande que, cuando un procedimiento se cierra, otro se abre. El tribunal de Roma acaba de imputarle por corrupción en uno de los juicios más espinosos: el caso de las Olgettinas. Son las mujeres que participaban en las cenas "eróticas" organizadas en su mansión de Milán, aparentemente sin que él supiera que eran prostitutas. Aquí le acusan de haber pagado a las chicas para que dieran falso testimonio en otro proceso en el que está involucrado.

El señor B. fue el hombre más temido de Italia hasta que, en noviembre 2011, salió del gobierno de un país en profunda crisis y lo hizo abucheado por el pueblo y despreciado por Europa. Después llegó la condena por fraude, los problemas en su matrimonio, la venta del Milan a los fondos chinos, el asalto de Vivendi a sus televisiones y finalmente la inhabilitación.

Puede que ahora le voten menos, pero lo cierto es que su figura no polariza tanto la opinión pública como antes. En estos años de desgracia Berlusconi ha sabido vender su lado más humano. De villano a vencido, pero siempre triunfador. Incluso en su reciente derrota ha generado una cierta "simpatía": todos lo daban ganador y llegó tercero y él, a pesar de todo, él sigue ahí. Hoy un poco más fuerte que ayer.

Ahora su figura no polariza la opinión pública como antes. Incluso en su reciente derrota ha generado una cierta "simpatía": todos lo daban ganador y llegó tercero.

Aunque tenga todavía seis juicios pendientes, ha pasado de ser un “peligro para la democracia” por su incorrección política y su desprecio de las instituciones a un “defensor de la República” frente a la avanzada del Movimiento 5 Estrellas. Ha sabido vender como un triunfo moral el aprovechamiento de un resquicio legal. "Los italianos me quieren, soy la víctima de una persecución política y judiciaria", ha sido el mantra repetido durante veinte años por Berlusconi, obviando ochos procedimientos archivados por prescripción del delito y dos amnistías.

Belusconi ya no da miedo. La demuestra el fracaso en taquilla de Loro 1 y Loro 2, la última película doble de Paolo Sorrentino. Un sarcástico retrato del Cavaliere, con una duración de tres horas, que el director de La gran bellezza tuvo que dividir en dos partes para encontrar un distribuidor. Pocos han ido al cine a ver el panfleto anti berlusconiano. Hablar mal de Berlusconi hoy en Italia ni da renta política ni apasiona.

Todavía Berlusconi no ha desvelado cuál será su verdadera actitud hacia el experimento Salvini-Di Maio. De momento ha anunciado tanto una “abstención benévola” como una “confianza dudosa”. Formalmente la relación con Salvini es “buena”. Pero no será lo mismo que Berlusconi, el todavía aliado con el que no gobierna, le critique desde el hemiciclo del Congreso a que lo hiciera desde su villa de Arcore, en Milán. Lo que todos, incluso el mismo Berlusconi, desconocen es el alcance de su influencia. Si será un viento de levante o una tramontana que llevará al naufragio al nuevo gobierno, con la ayuda de Matteo Renzi, a quien Berlusconi siempre ha apreciado.

Los sondeos, un arte en la que Berlusconi se ha demostrado siempre maestro, le otorgan una subida de dos puntos por el mero hecho de haber sido rehabilitado.

Sobre una cuestión Berlusconi parece tener ya suficientes garantías: la ley sobre el conflicto de intereses, prevista en el borrador de acuerdo del próximo gobierno, no tocará su imperio mediático. Los sondeos, un arte en el que Berlusconi ha demostrado siempre ser un maestro, le otorgan una subida de dos puntos por el mero hecho de haber sido rehabilitado. No vale para el sorpasso sobre la Liga, pero podría ser suficiente para alcanzar, si se vuelve pronto a las urnas, una Gran Coalición con el Partido Democrático de Renzi.

Finalmente, para cerrar su rehabilitación a nivel internacional Berlusconi podría presentarse a las elecciones europeas de 2019. El Partido Popular Europeo ya no le considera un apestado y le recibió con calor en la reunión del pasado 22 de enero. También han mejorado las relaciones con Angela Merkel, que antaño fue la más feroz sus los detractores. Es el resultado de la labor política y diplomática de Antonio Tajani, Presidente del Parlamente Europeo y querido amigo de Silvio Berlusconi.

De todas las herencias que dejará el legado de Silvio Berlusconi, la más perecedera parece ser Fuerza Italia. Su partido personal parece destinado a ser fagocitado por la Liga de Salvini y en parte menor por el Partido Democrático de Renzi que muchos consideran el verdadero heredero del berlusconismo por su capacidad de crear enemigos a su alrededor, tanto a su izquierda como a su derecha.