La constitución de las cámaras ha resultado tan lamentable como se temía. Ya desde ayer, la entrada en el Congreso de los políticos separatistas presos se convirtió en un pulso infantil, pero efectivo para sus intereses, en la medida de que no sólo alargaron mucho más de lo habitual en estos casos la tramitación de la documentación para acceder a su condición -efímera por otra parte- de diputados sino que intentaron, y en parte consiguieron, eludir la orden tajante emitida por el Tribunal Supremo por la que se les prohibía hacer declaraciones o ponerse en contacto con los medios de comunicación.

Para seguir leyendo Regístrate GRATIS