Felipe González, que ahora hace de alfombra enrollada en consejos de administración, por ahí entre eléctricas o navieras, por las Siete Hermanas salchichoneras del dinero español o por esos negocios sospechosos y como panameños de maletín y guayabera, aún sale de vez en cuando a hablarnos de política patria. No puede evitarlo, supongo, como si fuera un Papá Pitufo emérito. Es muy conocido eso que dijo, que los ex presidentes son como jarrones chinos, que se suponen valiosos pero nadie sabe muy bien qué hacer con ellos, o algo así. A él sí han sabido colocarlo, como digo, para que aplique sabiduría a cosas de las que no tiene idea, como gurú o como viejo tótem indio.

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