Tenía 16 años cuando recibí mi primera carta. Había convencido a mi novio del colegio para que durante el verano me escribiera a diario. Él, bueno y enamorado, lo hizo todos los días. Yo, adolescente y eufórica, le dejé dos semanas más tarde por un chico más alto, más mayor y con moto.
Para seguir leyendo Regístrate GRATIS
Identifícate o Regístrate con:
Todas las claves de la actualidad y últimas horas, en el canal de WhatsApp de El Independiente. Únete aquí
Te puede interesar