Quizá este mundo no sea el lugar más seguro que usted ha conocido, pero no tenga duda de que tampoco está tan mal como predicaba hace unos días esa niña sueca en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. “Van ustedes a provocar una extinción masiva”, afirmaba, con la cara desencajada por la ira y mirada glacial. Las palabras fueron grabadas por las cámaras y las televisiones las distribuyeron entre sus espectadores a la hora de la cena, cuando es posible apreciar en unos cuantos cientos de imágenes lo horrible que se ha vuelto todo desde que cruzamos la puerta de entrada al hogar.

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