En ocasiones el Tribunal de Justicia de la Unión Europea trabaja junto a Putin y Trump para destruir Europa. En este caso no conocen en profundidad el caso que juzgan y aunque sus sentencias no son vinculantes para la justicia española, significan un varapalo para nuestra independencia judicial y un balón de oxígeno para los golpistas del procés.

Puigdemont, Junqueras y otros huidos, entonces en prisión preventiva, se presentaron como cabezas de lista a las europeas para conseguir inmunidad, para que la justicia española no pudiese juzgarlos. Utilizaron los tribunales europeos en su beneficio, no para representar en Europa a sus electores, sino para evitar la prisión y conseguir su libertad de movimientos. Y la sucia jugada les ha salido bien.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha vuelto a quitar legitimidad a los tribunales españoles, como cuando en el pasado amparaban a los asesinos de ETA. Seguirán pensando que España es una democracia débil con jueces franquistas, se han tragado la milonga de que Puigdemont y Junqueras son políticos oprimidos por un gobierno totalitario que no respeta sus derechos. Nadie les ha informado que los presos y huidos del procés lo están por practicar el apartheid cultural y social para la mitad de los ciudadanos a los que gobiernan y que representan como nadie el nacionalismo extremo antieuropeísta.

No sabe el TJUE los apoyos europeos que tienen estos a los que defiende: Matteo Salvini, Geert Wilders, líder islamófobo holandés; Nigel Farage, el eurófobo inglés; Janice Atkinson, que está en las filas europeas de Marie le Pen; el ultraderechista austriaco Heinz-Christian Strache, y hasta Bart Laeremans, diputado del partido racista, xenófobo y homófobo Vlaams Belang de Bélgica. Estos son los amigos europeos de Puigdemont, que ahora será libre para volver a España.

Tras la sentencia del Tribunal Europeo empiezo a entender por qué la mayoría de los británicos votaron sí al Brexit

Apuesto que no lo hará hasta que su secretario, Quim Torra, convoque elecciones anticipadas en Catalunya para febrero y nombre como candidato a la Presidencia de la Generalitat al propio Puigdemont. ¿Quién detiene entonces a Puigdemont de vuelta a su país? Gracias a esta sentencia europea, Puigdemont pasará de ser un cobarde a ser un héroe. Imagino su regreso al Palau de la Generalitat emulando al bueno de Tarradellas cuando regresó del exilio. Qué vergüenza.

El alto Tribunal Europeo no ha guardado ni las formas leyendo la sentencia un magistrado flamenco y en castellano, dicen que para evitar errores en la traducción y ser muy claros con su decisión, como si en España fuésemos a manipular sus palabras.

Con esta sentencia se pone en riesgo la propia existencia de la Unión Europea y a la vez la unidad de España, en un momento en el que un condenado y un fugado deciden el Gobierno de la nación.

Pedro Sánchez encontrará en ella el aval necesario para justificar lo ya pactado con ERC, la celebración de un referéndum consultivo según permite el artículo 92 de la Constitución. Este artículo dice textualmente lo siguiente: “Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos. El referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados”. Aunque en este referéndum consultivo vote menos del 50% de catalanes, el resultado lo utilizarán los independentistas como una victoria frente al mundo. En el referéndum del Estatut de Autonomía del 2006 solo votaron a favor 1.800.000 catalanes de los 5.300.000 convocados, y Artur Mas siempre lo consideró una gran victoria. Son expertos en la manipulación de cifras.

ERC ya reclama tras la sentencia la nulidad del juicio del 1 de octubre y la libertad inmediata de Junqueras, mientras Vox se frota las manos con este tipo de decisiones que refrendan sus posiciones extremistas frente al buenismo de los constitucionalistas españoles.

Hoy es un día para estar junto a nuestros jueces y fiscales, defendiendo a brillantes magistrados como Manuel Marchena que al seguirle día a día en el Tribunal Supremo nos hizo creer en la justicia española, en su independencia y neutralidad. Nos demostró con el juicio del procés que nuestros Tribunales sí respetaron los derechos de los procesados, no como ellos hicieron con los derechos de los catalanes.

Tras la sentencia del Tribunal Europeo empiezo a entender por qué la mayoría de los británicos votaron sí al Brexit.

En ocasiones el Tribunal de Justicia de la Unión Europea trabaja junto a Putin y Trump para destruir Europa. En este caso no conocen en profundidad el caso que juzgan y aunque sus sentencias no son vinculantes para la justicia española, significan un varapalo para nuestra independencia judicial y un balón de oxígeno para los golpistas del procés.

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