Quizá España tenga pocas certezas, pero una de ellas es el sorteo de la Lotería de Navidad. Pocas verdades hay más indiscutibles por estos lares que la que se reproduce en la mañana del 22 de diciembre. Cada tópico rancio que se recita ese día conforma una realidad previsible que quizá resulte más necesaria que nunca en este país, sumido en un Sexenio Revolucionario contemporáneo en el que cada mañana se observan los titulares de prensa con el corazón en un puño. Por si todo hubiera vuelto a cambiar de forma imprevisible.

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