La democracia española de 1978 mostró desde su inicio haber aprendido muchas cosas de los errores cometidos durante la II República, y también dispuso en la nueva Constitución de mecanismos defensivos contra los eventuales golpes de Estado de origen militar o terrorista, pero no se blindó bien contra los posibles golpes que se podían dar desde las propias instituciones democráticas. Y sin embargo y desde el mismo sitio esa experiencia golpista ya se había dado contra la República, concretamente el 6 de octubre de 1934, cuando Luis Companys, que había sido ministro del Gobierno de España desde diciembre de 1932 hasta septiembre de 1933, aprovechando la huelga general que se había convocado salió al balcón de la Generalidad para declarar la independencia de Cataluña.

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