En el ano muere el heteropatriarcado y comienzan el conocimiento y la verdad. El ano, como no podía ser de otra forma, es el Tercer ojo, el ojo u ojete de Horus, la Piedra Filosofal que hay que pasar por la piedra. Por ahí entra la iluminación con forma de gusiluz peniano; ahí se manifiesta el ser completo cuando se tapa, cuando se complementa, como un yin y un yang lanudos. Con la penetración anal, que quizá habría que llamar completitud anal, llega la igualdad, llega la gnosis, llega la unión universal manifestada en la fusión de lo cóncavo y lo convexo, de lo anterior y lo posterior, de lo primero y lo último (alfa y omega, claro). Prepárese usted, pues, para la era de la penetración anal.

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