No sé si Podemos puede hacer leyes. Me refiero a si puede redactarlas y que sean efectivamente leyes y no un manifiesto de la Marcha a Rota o de rock euskaldún o de escrache corporativo a Rosa Díez o de día internacional de lavarse revoltosamente las tetas en las fuentes atlantes de Madrid. Seguramente es que se está poniendo a hacer leyes gente que no sabe qué son las leyes ni quiere manejarse con las leyes. Por eso ha salido como ha salido ese borrador de Ley de Libertad Sexual, que han escrito así como si fuera un trabajo de COU.

El Ministerio de Justicia ha tenido que salir como con ese boli gordo, rojo, gótico y justiciero de los profesores, a llenar de círculos de horror y tachones de mandoble ese flojo trabajo escolar, ese examen de ecuaciones del que no sabe ni quiere saber resolver ecuaciones y halla la ‘x’ subrayando efectivamente la ‘x’, como el que ha encontrado a Wally. Artículos que invadían otras leyes o la misma Constitución, definiciones y afirmaciones fuera del ámbito jurídico, retórica política de díptico municipal sin más desarrollo, engoladas declaraciones de intenciones que terminaban en su propia frondosidad, delitos que cambiaban o se evaporaban, citas a convenios internacionales que contradecían el mismo convenio, ignorancia de la jurisprudencia y del diccionario… Una ley no puede ser un mitin, ni un cursillo, ni una camiseta extendida durante 80 folios. Pero es que quizá no pueden ir más allá del mitin, del cursillo y de la camiseta. Ni siquiera cuando gobiernan.

Yo me atreví a asomarme a ese borrador y me quedé fascinado con sus “definiciones”. Aquello era como el comienzo del mundo, aquello era el Génesis, y había que empezar explicándote qué son la libertad, la violencia, la discriminación, el género, los estereotipos, el mismo sexo, todo ahí bajo la sombra fálica del patriarcado como la sombra de un platanero. Una de las definiciones, la de “relaciones de poder de género”, era un auténtico axioma fundante, equivalente al de la lucha de clases: “Constructo social que normativiza la relación entre los hombres y las mujeres como grupos sociales incluyendo cómo se distribuyen el poder y el acceso y control de los recursos entre los géneros”. Si no ven ese constructo, esa como grúa que va distribuyendo poder y recursos a los machirulos como si fueran puros de boda, se fastidian ustedes porque hay una ley diciendo que está ahí.

El líder ya señalará con el dedo travoltín quién debe ir a la cárcel y quién debe salir, quién es el machista y el facha, qué leyes hay que cumplir y cuáles deben ser ignoradas o combatidas

Hay otras cosas que hay que poner al comienzo del mundo, como que “todas las personas tienen derecho a la libertad sexual”, o que “la libertad sexual está intrínsecamente relacionada con la dignidad humana”. Igual que hay sobreentendidos casi mayestáticos, como uno de los principios rectores de la ley, el “empoderamiento de las mujeres”, que no te han definido pero no hace falta porque es como la zarza que sobrecoge al decirte “yo soy el que es”. Como al comienzo de todas las cosas, también sorprende la cantidad de entes, batallones, funcionarios, doctores y monosabios que harán falta para concienciar, educar, ejecutar, contemplar, evaluar y santificar todo lo que dice la ley. Sí, era como Montero dando nombre a todos los animales. Y haciéndolo tan mal como mala era la canción de Bob Dylan.

La verdad es que no creo que Podemos pueda hacer leyes porque su esquema es mucho más directo y no requiere tanto prospecto para el jarabe de palo o de lo que sea. Ellos hablan en nombre del pueblo y su voluntad, de lo justo y de lo injusto, que están ahí en el flameo de las pancartas y la salmodia de los coreutas, pero sobre todo en sus dogmas ya muy recocidos. Esa voluntad inmutable suena clarísima a través de la calle y de los siglos con sus hocillos de desquite, y suena aún más clara en las amenazas de su líder, que ya mueve la coleta con restallido de látigo, como los chinos de las películas de kung-fu. Tampoco es tan complicado, piensan: los de las cloacas tienen que ir a la trena, sólo sí es sí, yo sí te creo, el capitalismo mata, lo público es mío… Lo demás va sobrando, la misma ley va sobrando, y por eso lo que hacen cuando no tienen más remedio que redactar una es repetir sus eslóganes y sus dogmas pero con articulado de pregonero.

A Podemos no le salen las leyes porque no las entiende. Les desconcierta que a lo público haya que darle una forma y una generalidad precisas, que se necesiten leyes no ambiguas y coherentes con el resto del corpus legislativo, en vez de procederse a la ejecución del acto puro y arbitrario de esa voluntad del “pueblo” o del líder. El líder ya señalará con el dedo travoltín quién debe ir a la cárcel y quién debe salir, quién es el machista y el facha, qué leyes hay que cumplir y cuáles deben ser ignoradas o combatidas, o sustituidas por el “diálogo”, como decíamos el otro día. A veces, para reforzar al líder, la norma serán simplemente el megáfono o el barullo. Qué más puede necesitar un tribunal después del “yo sí te creo” o del “libertad presos políticos”.

En realidad, Montero no estaba haciendo una ley mala o de novata, ni siquiera una ley apresurada y propagandística que sacar el 8-M a los pies de una Cibeles sin depilar. Montero estaba mostrando cómo es su sistema de no-leyes. Pura retórica ideologizada, vacía y retumbante, que el “pueblo” a mano limpia (sus líderes, quiero decir) ya se encargará de refinar, de rellenar y hasta de ejecutar en cada caso. A ver si eso no es, real y pavorosamente, un nuevo comienzo.

No sé si Podemos puede hacer leyes. Me refiero a si puede redactarlas y que sean efectivamente leyes y no un manifiesto de la Marcha a Rota o de rock euskaldún o de escrache corporativo a Rosa Díez o de día internacional de lavarse revoltosamente las tetas en las fuentes atlantes de Madrid. Seguramente es que se está poniendo a hacer leyes gente que no sabe qué son las leyes ni quiere manejarse con las leyes. Por eso ha salido como ha salido ese borrador de Ley de Libertad Sexual, que han escrito así como si fuera un trabajo de COU.

Contenido Exclusivo para suscriptores

Para poder acceder a este y otros contenidos debes ser suscriptor.

¿Ya estás suscrito? Identifícate aquí