Los mercados de valores de España, de Europa y de medio mundo siguen sufriendo el choque brutal del coronavirus.

La progresión geométrica de las infecciones y el temor a que se desborde la capacidad de hospitales y centros de atención coinciden con el impacto en las cadenas globales de distribución, el sistema circulatorio económico mundial.

Frente a esta doble ofensiva sobre la oferta y la demanda, tanto España como la Unión Europea necesitan adoptar medidas que protejan a los ciudadanos y a la economía. Si no lo hacen, el golpe que estamos sufriendo desembocará en otra recesión de daños incalculables. 

No hay más que mirar atentamente la parálisis que bloquea Italia para entender lo que ocurriría si ese escenario se extiende. Sistemas sanitarios desbordados, caos en las administraciones, cierres de universidades, escuelas y centros de mayores, empleados obligados a cuidar de sus hijos o de sus padres, caída brutal del transporte aéreo, desplome del turismo y la hostelería…

Es evidente que el terremoto económico, por mucho que a unos países afecte más y a otros menos, no es un problema nacional: es un problema europeo

El cierre de industrias y manufacturas dependientes de los centros de producción asiáticos produciría enormes pérdidas a las grandes empresas, y muchas de las pequeñas y medianas irían directamente a la bancarrota. El impacto en el empleo sería devastador.

Es evidente que el terremoto económico, por mucho que a unos países afecte más y a otros menos, no es un problema nacional: es un problema europeo. La flexibilización de la normativa fiscal europea está siendo contemplada por todos los países, pero esto no es suficiente.

Hay que abordar medidas relacionadas con la destrucción de empleo y para facilitar el acceso a la liquidez que las PYMES necesitarán para superar la situación. Medidas temporales, directamente relacionadas con esta crisis, que en ningún caso puedan utilizarse para esquivar o saltarse los objetivos de déficit.

El gasto solo puede destinarse a sostener a aquellas empresas y autónomos que sufren el impacto del coronavirus, para que no haya una sangría en el empleo.

Hemos propuesto la creación de un Fondo Europeo de Protección para el Empleo, que debería ayudar a las empresas de sectores afectados

Por eso hemos propuesto la creación de un Fondo Europeo de Protección para el Empleo, que debe financiarse con el presupuesto comunitario y que debería ayudar a las empresas de los sectores afectados (turismo, hostería, manufacturas) a reequilibrar la carga de trabajo en sus plantillas.

Así funciona el sistema alemán del Programa de Protección Kurzarbeit, utilizado también en países como Suecia, Austria, Bélgica y Holanda, que implica el compromiso por parte de las compañías afectadas de no despedir a nadie a cambio de reducir las horas de trabajo. Las empresas pagan esas horas y, a cambio de que no haya despidos, los Gobiernos retribuyen las horas no trabajadas.

Los trabajadores necesitan protecciones de este tipo, y la economía necesita también esta clase de estímulos en tiempos de emergencia.

Además, los Gobiernos europeos deberían –de nuevo de manera coordinada y temporal—facilitar el aplazamiento de la liquidación de las cuotas de la Seguridad Social y de las cuotas de los autónomos, y aplazar también la liquidación del IVA a sectores y autónomos afectados por la crisis.

En este contexto, la Unión Europea debe poner en marcha garantías presupuestarias que permitan la intervención del Banco Europeo de Inversiones, que debería financiar –a través de los bancos—las ayudas de emergencia a las que antes me refería para dar oxígeno en forma de liquidez a las PYMES más asfixiadas.

No tiene ningún sentido especular con la duración o la profundidad del impacto económico del coronavirus: la crisis ya está aquí, y tenemos amargas lecciones del pasado sobre qué es lo que pasa cuando los europeos no se coordinan y no actúan. Tomar medidas de protección es el único compromiso posible para defender los empleos y la economía de nuestras sociedades.


Luis Garicano, jefe de la delegación de Ciudadanos en el Parlamento Europeo, es vicepresidente y portavoz económico de Renew Europe en la Eurocámara.

Los mercados de valores de España, de Europa y de medio mundo siguen sufriendo el choque brutal del coronavirus.

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