Las orejas picudas de Sánchez son la vulva falo y el presidente es el andrógino divino, como un dios hindú que toca la flauta sobre una pierna y sobre el huevo cósmico. Al final, John Carlin se ha quedado en su crónica en una cosa mamífera, fetichista y ochentera, en un macho alfa de leñera, como si el presidente fuera Chuck Norris. Lo de John Carlin, eso que ha escrito como entre desnudeces de marabúes rosa flamenco, es un calentón con alfombra de oso, o con pajar de mozo de cuadra, o con legionario con pectorales depilados, brillantes y temblones como branquias. Carlin se ha quedado en el porno cuando lo de nuestro presidente es una sensualidad teológica, como El Cantar de los cantares, el amor divino expresado a través de éxtasis de pastores, o sea del pueblo.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El Independiente | El diario digital global en español
- 2 Marlaska: de la protección saharaui a los traductores marroquíes
- 3 Ucrania logrará luz verde para atacar con misiles en Rusia
- 4 Conclusiones de un rojo sobre Broncano y de un facha de Motos
- 5 Rodolfo Sancho se pone a la defensiva en el 'Caso Sancho'
- 6 Kate Middleton y las teorías de la conspiración ¿no tuvo cáncer?
- 7 El PSE advierte al PNV de las consecuencias que tendría buscar "mayorías independentistas" con Bildu: "Dicho queda"
- 8 Aitana, tras su cancelación del Beranbéu: "Estoy en shock"
- 9 Gary Johnson, la historia real del sicario de las mil caras al que homenajea Linklater en 'Hit Man'