
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la vicepresidenta económica, Nadia Calviño.
España disfruta, aún con imperfecciones, de una verdadera democracia —liberal, por supuesto– y en tanto que sociedad abierta —según Karl Popper— su destino histórico está –tautológicamente— en nuestras manos, como bien señalaba Julián Marías en los albores de la Transición.
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