Lo que buscan los de Puigdemont es gresca, barullo, confrontación, altercados y, en medio de todo eso, ganar dos batallas distintas. Una de partido, que consiste en acabar con lo poco que queda del PDeCAT después de que desde Waterloo el ex presidente fugado haya decidido robarle las siglas de JxCat a ese partido, que las tenía registradas. Y la otra es electoral: Puigdemont quiere ganarle como sea las elecciones catalanas a ERC y para eso su mandado en Cataluña, el todavía presidente de la Generalitat, está tomando todas las medidas que desde Bélgica se le ordenan.

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