El bicho se puede pillar o no, pero uno intenta que al menos no te pille haciendo el hombre rana con los pies, o chocando los codos como un esquimal sin nariz, o bailando la yenka si es lo próximo que recomienda la OMS. Ahora nos dicen que lo de los codos no es seguro, cosa que significa que nunca lo fue. Ni era seguro ni le vio uno nunca la necesidad ni tampoco la estética, porque más que un roce de codos era un guiño de sobacos. Resulta que igual tu colega que una reina te guiñaban el sobaco y uno se quedaba como si al colega o a la reina le hubieras entrevisto la huevera o el liguero.

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