Ayuso se ha ido a hacer patria al mercado de la Boquería de Barcelona, que es como un pasaje fresco del Barrio Chino lleno de posadas de piratas y puestos de brujas vegetarianas y golosas. Eso, irse a Barcelona en plena guerra goda contra Madrid, debe de ser lo que Cayetana Álvarez de Toledo ha llamado “actitud”, la actitud que tiene Ayuso más que otra cosa o en vez de otra cosa. Ayuso tiene más actitud que aptitud y más reportaje fotográfico que discurso, como si fuera una Marujita Díaz del PP. Allí, entre el Raval y la Rambla, se ha quedado la Boquería como una caja de pescadero que resbala hacia el mar y se ha quedado Ayuso como un pez espada que nadie puede desarmar ni despiezar, más indigerible que invencible.

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