Pronto se consumará lo de Cataluña, que no será la independencia sino la impunidad para el delito, una patente de corso con sello regio (el indulto lo tendrá que rubricar el Rey con su letra de firmar licenciaturas y billetes), algo que no es tanto perdón por lo pasado como permiso para todo lo futuro. Sánchez ya ha salido él mismo a defender la “concordia” sobre la “venganza”, aunque lo que hayan anunciado los sediciosos y sus compinches, pasándose medallas y juramentos de senescal, sea precisamente la revancha, la vencida. No puede haber concordia si han prometido hacer lo mismo pero mejor. Claro que, sin duda, concordia no suena tan mal como justiprecio por seguir en el colchón de loto de la Moncloa. Es, en realidad, sólo una transacción que podría haberse anunciado pesando a Sánchez en monedas o en vino. 

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