La Fiesta del PCE era, entonces, algo así como una fantasía con Ana Belén más un bocata de chorizo, un chorizo ácido, pobre, pálido, pintado de chorizo como estaba pintada de rojo la bandera de El acorazado Potemkin. O sea que toda la fantasía comunista era en realidad Ana Belén, la Marianita Pineda del comunismo que decía Umbral, porque todo lo demás en aquella fiesta era merienda obrera y rojo despintado de otro rojo, revoluciones lejanas como evangelios de las que nos llegaban curas yeyés y engrasadores de submarinos que no teníamos. Lo que teníamos, ya digo, era el bocata de chorizo, a Ana Belén con su beso de payasete siempre en la boca, y a un millón de personas, o eso se decía, en la Casa de Campo. A lo mejor entonces no se sabía qué era la democracia, ni el comunismo, ni nada, era todo igual de yeyé, igual de festivo e igual de ambiguo. Cayó la URSS y hasta Ana Belén se hizo de la ceja, pero todavía andan Yolanda Díaz y Pablo Iglesias vendiéndonos totalitarismo como si fuera rocanrol.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 La Promesa: avance del episodio del lunes 28 de abril
- 2 Pardo de Vera escoge a la exabogada del Estado del 'procés' y su mano derecha en Adif para defenderse en el 'caso Koldo'
- 3 El Gobierno aprueba la nueva ayuda de 200 euros para la crianza
- 4 Eugenia vuelve a La Promesa: RTVE adelanta los acontecimientos
- 5 Angelo Becciu, el cardenal que el papa quería vetar del cónclave
- 6 El "malmenorismo" con el que Iglesias quiere aniquilar a Yolanda Díaz
- 7 Susanna Griso da un toque de atención a Antonio Pelayo
- 8 Salomé Pradas denuncia la "inexactitud" de la transcripción de su declaración ante la jueza de la DANA y pide que se anule
- 9 Sánchez es un Trump muerto de hambre