Pedro Sánchez, todavía dorado por el sol cereal de los muertos de noviembre y del susanismo, se fue al Congreso del PSOE andaluz a presumir de unidad, que es como si presumiera de unidad un karateca después de revolcar a todos los enemigos. Susana Díaz, vestida como de penitente, de blanco purgatorio, descalza de sí misma y con escapulario de mármol o plomo, encarnaba en su paso o sombra la devastadora unidad que sólo concede la muerte. Afantasmada, traslúcida, con su colgante o escapulario o quizá cepo para herejes moviéndose todavía como una cimitarra alrededor del cuello, la archienemiga reeducada a través de la humillación aseguraba venir “a ayudar a volver a ganar las próximas elecciones”. Así se consigue la unidad, claro, haciendo que sólo quede uno. Sánchez quería contraponerse al PP de Madrid, pero sólo parecía señalar que Casado, Almeida y Ayuso siguen aún vivos todos, estropeando la paz de los cementerios como se estropea su encalado confitero.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Estos son los posibles sucesores del Papa Francisco
- 2 El manicomio tertuliano en la muerte del Papa
- 3 Sánchez elude el Congreso para aumentar del gasto en Defensa
- 4 Alvise rompe con sus eurodiputados y sella un año trágico en SALF
- 5 El papa rojo y los ateos creyentes
- 6 El Gobierno aprueba la nueva ayuda de 200 euros para la crianza
- 7 Sumar y Podemos, frente a Sánchez: rechazan el gasto en defensa
- 8 La nueva ley que sanciona a los funcionarios por llegar tarde
- 9 Sánchez anuncia que España alcanzará el 2% de gasto militar en 2025 con un plan de 10.471 millones extra