Casado y Garamendi son como Lennon y Yoko, según ha dicho Garamendi no sé si con ganas de ensabanar a Casado, de llevárselo a la paz social como a una sauna. Lennon y Yoko metieron en la cama su sarcófago de amantes, se llevaron la paz y el amor a la cama como el que se lleva el cenicero de mármol, un mármol que se contagió a las sábanas y a sus culos planos, feos, chatos como por el agua de una fuente de mármol. Eso no era paz ni amor, eso era un resfriado con migas de galletas que querían convertir en escultura o en musical de resucitado, con blanco de sudario blanco, de sepulcro blanco y de piano blanco. Yo creo que la paz tenía más que ver con lo que hizo la generación anterior ganando la Segunda Guerra Mundial, o sea salvar la civilización, que con cortarse las uñas de mármol en una cama de mármol y darse besos de esquimal bajo el iglú de las sábanas. La paz social quizá sea eso, una performance indistinguible de un perezoso domingo en bolas, y Garamendi lo sabe.

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