El PP está en un momento perfecto para meter la pata o para sacarla limpiamente. Eso, sólo el destino y las habilidades de los negociadores lo dirán.

De entrada, los socios del Gobierno, los que han venido sosteniéndole en todos los actos por disparatados que estos fueran, han decidido que en esta ocasión, con la ley del sólo sí es sí, no le van a apoyar de momento. 

ERC y Bildu ya han adelantado que respaldan a la ministra Montero, no se sabe si por distanciarse del PSOE en un momento en que ya empiezan las posiciones de campaña electoral -y mira que hay tiempo hasta el 28 de mayo- o porque están de acuerdo en que sigan saliendo a la calle o vean reducidas sus condenas unos mil violadores de un total de 3.000 que hay en las cárceles españolas. Esos son los cálculos que hay: en torno a un 10% de ellos verán reducidas sus condenas.

En los cálculos del recuento de votos, no tengo yo noticia de que se haya puesto el foco en todas esas mujeres que han sido violadas y cuyos autores, muchos de ellos enfermos mentales que reincidirán una, y otra, y otra vez, saldrán a la calle y atemorizarán a otras mujeres que no sabrán a qué clase de enfermos se enfrentan.

Esto va más bien de supervivencia política, esa es la razón por la que ERC y Bildu pretenden atar una soga al cuello de los socialistas para ver si ceden y si, cediendo, ellos recogen los votos que se le están cayendo al PSOE a cada paso que da.

El caso es que, a día de hoy, no se sabe lo que pasará mañana, dos de los socios que soportan al Gobierno, le están enseñando los dientes. 

El PNV, Más País y Compromís quieren primero estudiar con detalle el texto antes de pronunciarse. Esto tiene más lógica. 

Pero que el consentimiento ha sido borrado de la nueva redacción es una estupidez de las muchas que se están oyendo últimamente. Porque el consentimiento nunca ha estado ausente del Código Penal de la democracia. No es verdad. Y por lo tanto no hay caso que dirimir en este aspecto. Esa es un majadería de la señora Montero y de sus adláteres.

Y ahora vamos con el PP. Esta es una proposición de ley, no un proyecto de ley. Quiere decirse que carece de los preceptivos aunque no vinculantes, informes del CGPJ y del Consejo de Estado. Y estamos hablando de una reforma del Código Penal, no de una enmienda a la ley de residuos. 

Por tanto, hay que ser muy cuidadosos porque estamos hablando de las cosas de comer, en el sentido punitivo. Y no puede el PP meterse a ayudar a enderezar una ley que se inició desde el primer instante con unas deficiencias evidentes, que ahora salen a la luz.

Los problemas de la coalición deben resolverse dentro de la coalición sin que el PP entre a mediar entre ellos. No por nada que afecte a las mujeres sino porque en el origen de la elaboración de esta ley está su desdichada trayectoria.

Y eso no lo puede resolver el Partido Popular porque lo suyo es que fuera un proyecto de ley, con sus informes preceptivos favorables, no esta chapuza incomestible. Así que mucho ojo con echarle una mano al PSOE sin las amarras adecuadas. 

En el momento en el que el PP se inclinara por otorgar un poco de aire al Gobierno ahogado como está por la cerrazón de Podemos, la coalición saltaría por los aires

Pero no hay cuidado: en el momento en que el PP se inclinara por otorgar un poco de aire al Gobierno ahogado como está por la cerrazón de Podemos y las indiferencia de sus socios principales, la coalición saltaría por los aires. 

Ya lo dijo ayer Patxi López, “con el PP no tenemos nada que negociar”. Claro que eso era antes de que ERC y Bildu les negaran sus votos, pero en cualquier caso la coalición no soportaría una entrada semejante, nada menos que del PP, en la ley estrella de Podemos.

Así que guárdese Alberto Núñez Feijóo su ofrecimiento y, por triste y desolador que sea, siéntese a ver pasar uno a uno a quienes van a ver reducidas sus penas y a quienes van a verse excarcelados. Porque los socialistas no quieren sus votos.

Otra cosa es que los de Núñez Feijóo pretendan ver desde una silla como la coalición estalle hecha pedazos, pero eso no lo van a ver. Antes salen todos los violadores a la calle que el que se rompa una coalición en la que, como dos impedidos que se ayudan mutuamente, ambos lisiados están obligados a sostenerse hasta el final.

Quizá los del PP podrían abstenerse para ayudar al PSOE aunque éste no quiera porque lo de las rebajas de penas va a continuar mientras no se modifique la ley y ya se calcula que hay más de mil en la lista de espera. Pero cuanto más se tarde en modificar la ley todavía más violadores verán rebajadas sus penas.

Y eso es más de lo que una sociedad en sus cabales puede permitir.