En tan solo una semana hemos asistido a un triple blanqueamiento de
Bildu, el Delegado del Gobierno en Madrid, colocado ahí por se íntimo
amigo de Sánchez, llegó a decir que “han salvado miles de vidas” a los que
llevan entre sus listas electorales a 44 etarras, siete de ellos con delitos de
sangre. Le faltó decir que ya han compensado la balanza, los que antes
mataban, ahora han salvado vidas, asunto resuelto.

Pocos días antes el supuesto humorista de la SER Quequé, Héctor de Miguel, blanqueaba a ETA afirmando sin ninguna gracia que “Txapote al fin y al cabo ya ha cumplido su deuda con la sociedad (…) Lo de Txapote al menos era rápido, lo de éste (refiriéndose a Pitingo) es una agonía”. Tratar a un terroristas como un personaje popular, igualarlo con un artista y convertirlo en famoso, es la mejor forma de blanquearlo y que la sociedad olvide sus 14 asesinatos. Así se hizo con Pablo Escobar y funcionó.

También esta semana María Jesús Montero repitió una y otra vez en TVE
que este Gobierno jamás ha pactado nada con Bildu, intentando que una
mentira repetida 1.000 veces se convierta en verdad, como dejó escrito
Joseph Goebbels en el primer manual de la propaganda.

¿Es casual tanto blanqueamiento a Bildu a un mes de las Generales? No.
Es falso lo que dicen los acólitos de Sánchez, que de tanto criticar la derecha a Bildu han aumentado sus votos en el País Vasco, no es verdad. Bildu está sustituyendo al PNV como socio preferente del PSOE y son ellos quienes se encargan de su normalización social y política en los últimos cuatro años.

Que ellos quieran entrar en las instituciones es lógico, se les ofreció sin
reservas en las conversaciones de paz con Zapatero, que cometió el mayor
de los errores, cuando ETA ya estaba debilitada, casi vencida por las
fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, se les ofreció participar en los
organismos democráticos que antes destruían y codearse con los políticos a
los que mataban de un tiro en la nuca, y se hizo a cambio nada. No se les
pidió nada más que dejar de matar. Ni devolvieron todas las armas, ni
colaboraron con la justicia para cerrar los 379 casos sin resolver, ni hicieron regresar a los más de 50 etarras huidos al extranjero, 25 de ellos a Venezuela bajo el paraguas de Maduro y Zapatero, ni si quiera se les obligó a pedir perdón a las víctimas. ETA se cerró en falso y Zapatero, el maestro de aquel mal acuerdo, ahora exige a su discípulo Sánchez su estricto cumplimiento.

Bildu está sustituyendo al PNV como socio preferente del PSOE y son ellos quienes se encargan de su normalización social y política en los últimos cuatro años

¿Porqué el humorista despiadado de la SER no hace chistes contra los
yihadistas como hacía Charlie Hebdo?, porque forma parte de un plan
trazado naturalizar a los herederos de ETA en la vida política española. El delegado del Gobierno en Madrid no hizo más que repetir lo que escucha una y otra vez en Moncloa, “si al fin y al cabo ya han cumplido condena y solo piden votos por presos… qué más da”. Los etarras sin terminar de cumplir su condena, son acercados a cárceles cercanas a su casa, y el Gobierno Vasco les encuentra rápidamente empleo para que puedan salir en tercer grado y reinsertarse a la vida social, en ocasiones en el mismo pueblo donde asesinaron a varios de sus vecinos por pensar distinto a ellos.

Mientras sus víctimas huyen del País Vasco, más de 200.000 vascos lo han
hecho ya, les cuesta recibir ayuda psicológica y han de luchar años en los
Tribunales contra el Estado para que les reconozcan ser víctimas.

Me contaba Maite Araluce, presidenta de la Asociación Víctimas del Terrorismo, que las víctimas han recibido en sus casas la insignia que les reconoce como tales y que manda el Ministerio del Interior, pero lo han hecho por mensajero, “como si fuese una compra de Amazon” me decía la Presidenta. “No merecemos ni un acto oficial para recibirlas”.

Todos los mencionados en este artículo que esta semana se sobrepasaron blanqueando a ETA se han disculpado, menos la Ministra Montero, es demasiado arrogante para hacerlo. Creen que con una disculpa basta y así
hasta la próxima disculpa que lo evita todo. No es así. El supuesto humorista mencionado pagó en marzo pasado 46.000 euros por llamar 16 veces subnormal al periodista Alfonso Rojo. Pero estas cosas las paga la SER que aunque su matriz PRISA tenga deudas que superan los 700 millones de euros, siempre estará el PSOE para echarle una mano a cambio de estos favores.