Vivimos en una realidad virtual, en un mundo paralelo donde ya no hay derecho ni revés, todo vale por igual, como decía el tango “lo mismo un burro que un gran profesor”. Ignorantes llegan a ministros, la palabra de un presidente no vale nada y las minorías gobiernan el país con un puñado de votos. Para llegar a esta parodia de democracia que es hoy España, hay que hacer creer a la mayoría que la realidad paralela es la cierta, dejar a un lado la lógica y nuestra historia, provocando que lo inverosímil se vea como posible y en poco tiempo hasta lo consideremos adecuado.

Contenido Exclusivo para suscriptores

Para poder acceder a este y otros contenidos debes de ser suscriptor.

¿Ya estás suscrito? Identifícate aquí