Terminado el primer trimestre de 2024 observamos un buen comportamiento de los mercados bursátiles, sobre todo en los últimos seis meses. Con un poco más de perspectiva, desde el 2 de enero de 2023 (15 meses), los resultados de varios índices han sido los siguientes:

Ibex 35Eurostoxx 50S&P 500Nasdaq 100
32,3%33,7%36,2%65,4%

El Euro Stoxx 50 mide la evolución de la cotización de las 50 mayores empresas de la eurozona, según su capitalización o valor bursátil, el Standard&Poors 500, de las 500 mayores empresas que cotizan en todos los mercados de EEUU y el Nasdaq 100 el de las 100 mayores cotizadas únicamente en el mercado Nasdaq, en el que se contratan principalmente valores tecnológicos. De esta muestra destaca el buen comportamiento de todos ellos y el enorme parecido de las cifras de los tres primeros.

Estos resultados animan a los inversores a crear su cartera, para lo cual conviene seguir unos consejos básicos. La inversión en valores está asociada al riesgo que queramos asumir y esto es algo subjetivo. El principio básico es que a medida que el riesgo aumenta, la rentabilidad esperada también es mayor, pero también la posibilidad de ganar menos de lo esperado, incluso de perder dinero o hasta de perder todo lo invertido. Si no podemos convivir con esa variabilidad de resultados, si una mala época nos genera angustia, la cartera de valores no es lo nuestro, debiendo limitarnos a las letras del tesoro, a corto plazo, liquidas y seguras. Ahora bien, el coste de oportunidad es muy alto, como muestra el cuadro anterior.

El riesgo hay que controlarlo, no evitarlo. Para ello:

  • Hay que ser conscientes del riesgo,
  • Poder analizarlo (por ejemplo, con datos históricos),
  • Poder diversificarlo (“no poner todos los huevos en la misma cesta”),
  • El rendimiento esperado de todas las inversiones pague potencialmente el riesgo asumido, a lo que luego volveremos.

La inversión en bolsa, es igual que sea directa o a través de fondos de inversión, tiene momentos buenos y malos. No es posible evitar estos últimos. Lo importante es que los primeros sean superiores a los segundos, igual que las selecciones concretas: habrá ganadoras y perdedoras. Lo normal es tener un rendimiento medio, como el mercado en que se invierte y los buenos gestores, muy de vez en cuando, aciertan con un gran ganador. Así lo afirma el gestor más famoso, Warren Buffet, en activo desde 1965. En estos casi 60 años ha tenido únicamente doce grandes aciertos de las miles de decisiones que habrá tomado, y estos le han convertido en un gestor excepcional.

A medida que el riesgo aumenta, la rentabilidad esperada también es mayor, pero también la posibilidad de ganar menos de lo esperado, incluso de perder dinero o hasta de perder todo lo invertido

La naturaleza humana también juega malas pasadas, ya que está demostrado que sentimos más las pérdidas que las ganancias y, en momentos muy malos, como la gran crisis de 2008, es fácil tomar la peor decisión, que es vender cuando está más bajo, pensando, o mejor sintiendo, que se va a ir a cero y reaccionar tarde cuando se recupera.

También es erróneo, aunque parezca intuitivo, seguir los refranes “todo lo que sube baja” o que “el ultimo céntimo se lo lleve otro”. Los movimientos llegarán, pero puede que más tarde de lo previsto y, cuando lo hagan, ser muy bruscos. Hace 20 años una acción concreta estaba a 0,37$. Diez años después estaba a 15$, es decir, se había multiplicado por 40. ¡Qué tentación vender para realizar ganancias! Otros diez años después estaba a 180$, ¡se había multiplicado por otros doce! Esa acción es Apple.

No podemos olvidar la necesidad de la diversificación: es el mejor reductor de riesgo. Los fondos de inversión, de por sí, son carteras naturalmente diversificadas. Ahora bien, también hay que diversificar por mercados. Si volvemos al cuadro anterior, pero analizamos los resultados de esos cuatro índices desde el 1 de enero de 2010, catorce años y tres meses, los resultados son los siguientes:

Ibex 35Eurostoxx 50S&P 500Nasdaq 100
1,2%70,9%370,6%869,6%

El que no haya estado en valores americanos y, sobre todo tecnológicos, se habrá perdido gran parte de la subida. El que hubiese invertido solo en el Ibex se habría quedado prácticamente a 0 y ello a pesar del buen comportamiento de los últimos quince meses.

Esta diferencia se debe a la distinta profundidad de estos mercados y, sobre todo, al dinamismo de unas y otras economías a las que representan. La pregunta que podemos hacernos es si invertir en el Ibex 35 paga potencialmente el riesgo asumido.