Lunes de Pascua, y para los católicos día de fe y esperanza en la resurrección. Así se despidió de nosotros el Santo Padre, en uno de los días de mayor luz y misericordia para los cristianos.
Nacida bajo la esperanza y el coraje de Juan Pablo II e influenciada en mi madurez por la Verdad y la Razón de Benedicto XVI, crecí creyendo que “no había que tener miedo” y que la fe no está reñida con la inteligencia.
Ambos me enseñaron a combatir “la dictadura del relativismo” que impregna la sociedad que me ha tocado vivir, “porque la verdad importa y está llena de belleza”.
Ahora que los católicos nos vestimos de luto, reflexiono sobre las enseñanzas que nos ha dejado el Papa Francisco, el pastor que supo tocar el corazón de millones con la sencillez de un gesto, la ternura de una palabra y la fuerza del Evangelio.
Desde aquel inolvidable 13 de marzo de 2013, cuando se asomó al balcón de San Pedro con la humildad de quien pide “recen por mí” antes de bendecir, sabíamos que algo distinto comenzaba.
Caminó entre los señalados y repudiados del mundo, abrazó a los pobres y reparó a los que la Iglesia había herido y olvidado.
Francisco no fue un Papa de mármol. Fue un Papa de carne, con voz que temblaba ante el dolor humano y ojos que sabían llorar.
Caminó entre los señalados y repudiados del mundo, abrazó a los pobres y reparó a los que la Iglesia había herido y olvidado.
Francisco, el Papa de la misericordia que se conmueve ante el sufrimiento del otro y actúa para aliviarlo. El Papa que nos invitó a mirar con los ojos del corazón, de perdonar cuando cuesta, de abrazar cuando el mundo rechaza.
En un tiempo marcado por la dureza, los juicios y la exclusión, Francisco nos recordó que la misericordia es el rostro más humano de Dios y el lenguaje más necesario entre los hombres. Porque sin misericordia no hay justicia verdadera ni paz duradera.
“¿Quién soy yo para juzgar?”, dijo en una entrevista que marcó un antes y un después. Y con esa frase, más que abrir un debate, abrió una puerta que muchos creían cerrada.
No tuvo miedo de incomodar. A veces incomprendido, otras criticado, pero siempre fiel a su misión: llevar la ternura de Dios a todos, sin excepción. Pero Jesucristo tampoco fue comprendido, también fue ignorado y ridiculizado. Y acaso no les dijo Jesús a los apóstoles: “En verdad os digo, el siervo no es más que su señor, ni el enviado es más que el que lo envió”.
Francisco no vino a decir lo que queríamos oír, vino a remover almas y conciencias
Si algo nos ha legado Francisco es que no hay grandeza sin humildad, ni liderazgo sin entrega.
Bajó al barro del dolor humano sin miedo a mancharse. Prefirió una Iglesia “accidentada” por salir a la calle antes que “enferma” por encerrarse.
Hoy, las campanas doblan por él. Pero también por nosotros, que sentimos el vacío de su partida.
No es fácil para mí escribir estas palabras, pues me ha resultado difícil seguirle, entenderle y comprenderle. Pero Francisco no vino a decir lo que queríamos oír, vino a remover almas y conciencias, las primeras las de los que nos decimos cristianos.
Su legado siempre será el de una Iglesia más humana, más humilde y más viva.
Sin duda nos queda su Evangelio vivido, su discreción y su fe. Siempre nos acompañará el Papa que miraba primero a los últimos.
Gracias Santo Padre por mostrarnos a un Dios que no señala, sino que espera. Gracias por recordarnos que la misericordia no es debilidad, sino la forma más poderosa del amor.
Y gracias por recordarnos que en la vida "quien ama no se queda de brazos cruzados, quien ama, sirve, y quien ama corre a servir, corre a entregarse en el servicio a los demás".
Gracias, Papa Francisco, por enseñarnos que en el nombre de Dios se ama. Siempre.
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2 Comentarios
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hace 2 días
JORGE MARIO BERGOGLIO tuvo el deseo de ser inmortal y ser un Dios, pero se quedó en un Satánico Discípulo de Bercebú. Ha sido un Papa Montonero que más ha hecho contra la Cristiandad, entregada a ritos y al Islam, y mintiendo con su ego orgulloso, violencia, ( pegó en directo a una feligresa) , contrario a las Órdenes del Temple y de Malta, enemigo De Dios y de Cristo. Su deseo fue el de imponer el COMUNISMO BOLIVARIANO en el mundo. Esperamos ahora la elección de un nuevo Papa de verdad que deshaga sus actos y vuelva la iglesia a Cristo.
hace 2 días
Un Papa debe defender la doctrina, no sus ideas