El bulo me parece el cadáver más bulboso y reciente de la política española. Nos ha durado poco, la verdad, y eso que prometía mucho, era la bola de demolición o el mangual de mazmorra que iba a acabar con los enemigos y los entrometidos por aplastamiento o avasallamiento. Pero la idea tenía dos fallos, que no sé si los vieron venir los del sotanillo con mirilla de la Moncloa. El primero, que no se puede tener la mentira como arma de destrucción total si la verdad no significa nada. O sea, que si tú mientes más que ése al que estás señalando por el bulo, el arma se te vuelve contra ti, o al menos su efectividad se contrarresta, y todo se anula en un chapoteo de mentiras indistinguibles. Los medios que se empavaban señalando bulos y luego propagan bulos aún más empavados, brutales y evidentes, como hemos visto, quedan por eso en un ridículo entre infantil y letal, como el Coyote con la dinamita estallada en los morros. El segundo fallo es que nadie le va a prestar atención a la práctica o la justificación del bulo cuando están en la práctica y la justificación de la extorsión, de la amenaza, de la guerra sucia. El tirachinas no sirve ni como arma ni como adorno ante la metralleta.
El bulo ya no tiene dueño ni pureza y lo ha utilizado la sanchosfera más que la oscura y abisal fachosfera
El bulo ya no sirve, el bulo quizá ha muerto, aplastado como un bicho bola. Hasta la prensa del bulo, que era como una industria algodonera o papelera de la mentira, se va a tener que reconvertir, se está reconvirtiendo ya, en realidad. Con la prensa del bulo no me refiero tanto a la que difunde bulos, porque el bulo ya no tiene dueño ni pureza y lo ha utilizado la sanchosfera más que la oscura y abisal fachosfera. Yo me refiero más a los que seguían usando el término como garrote o como horca, esa cosa de bolazo o atragantamiento que tiene su mención. La prensa del bulo es ésa que nos engollipaba con tanto bulo embolado y tanta bola intragable, la que usaba la palabra, siempre un poco regoldada, para todo y ante todo, y sin mostrar nunca el otro lado, el de la verdad que mataba al bulo, sino limitándose a ir apelotillando otro bulo más gordo para rebotarlo. Sí, la que salía a cazar bulos como a cazar gamusinos, mientras te colaban otros bulos majestuosos, orondos, sonoros, marciales, como elefantes con timbales. La que va a utilizar lo del bulo justo a la vez y para lo mismo que Patxi López, Félix Bolaños u Óscar López, que últimamente van con el bulo en la corbata como un lamparón de salsa. Aun así, todavía hay futuro para esta prensa.
La relación de la prensa con el poder siempre es complicada, o siempre es facilísima, según. A los periodistas, ensotanados de dignidad, les gusta mucho ponerse como ejemplo de rigor e independencia (los magníficos profesionales de tal casa, el compromiso con la verdad o el servicio público de tal otra que se considera ya más un magisterio o una magistratura que un medio…), pero los rigurosos siempre son los propios y los vendidos siempre son los del otro lado. Yo tengo la suerte de librarme de estas polémicas admitiendo que no soy periodista, sólo un poeta intruso, pero en realidad tampoco es tan complicado: el periodista que diga simplemente lo mismo que el político no es un periodista, sino un político; el periodista que renuncie a la verdad y al sentido crítico no es un periodista, sino un criado; el periodista que deje de auditar al poder para limitarse a destruir al rival no es un periodista, sino un esbirro. La relación de la prensa con el poder siempre es complicada, si hace lo que debe hacer la prensa, o siempre es sencillísima, si hace lo que quiere el poder. En este sentido, la sanchosfera es transparente y luminiscente como un farolito.
La sanchosfera, que es una hemiplejía severa, yo creo que ya ha perdido el bulo como munición y como forraje, con esa cosa de perdigón o de pasto que tenía la palabra en la boca de ministros y tertulianos. Habrá que reconocer que el bulo ha muerto, que lo han matado ellos mismos de tanto usar la palabra, hueca y grasienta como un caldero, esperando todavía con ella un efecto mecánico de aplastamiento al pronunciarla, como si fuera la palabra yunque. Bulo, cacería, persecución, fango, parecen palabras mágicas, conjuros más que descripciones, sobre todo cuando no tienen detrás más que un eco de latigazo o de rezo, o sea que van sin la verdad que les dé sentido y carga. Y, más todavía, si los bulos que fabrican ellos resultan aún más maravillosos y exquisitos que los bulos que señalan. El bulo de que algo sea un bulo, o el bulo de que lo que es un bulo no lo sea, el bulo envuelto en otro bulo, el bulo forrado de otro bulo, el bulo chocando con otro bulo, han terminado por hacer la palabra cargante y estúpida.
El bulo ha muerto, es el muerto más reciente de nuestra política, y era inevitable porque el bulo no puede sobrevivir a la muerte de la verdad, que ya había ocurrido antes. Pero ahora, además, nadie puede esperar que nos escandalicen las mentiras, que parecen sólo pecados de primera comunión, cuando está el sanchismo acabando con el Estado y con la ley, y están los fontaneros por los bajos y cuadras de España buscando o sembrando cadáveres y mierdas para exculpar a los corruptos y a sus señoritos. El bulo ha muerto, pero no todo está perdido. Ya no hay futuro en la práctica y la justificación de la mentira, pero sí en la práctica y la justificación de la extorsión, de la amenaza y de la guerra sucia. El bulo ha muerto, viva la mafia. La mafia nunca necesitó de la verdad, sólo de la lealtad. Mucho más sencillo así, oigan.
Te puede interesar
4 Comentarios
Normas ›Para comentar necesitas registrarte a El Independiente. El registro es gratuito y te permitirá comentar en los artículos de El Independiente y recibir por email el boletin diario con las noticias más detacadas.
Regístrate para comentar Ya me he registradoLo más visto
hace 6 minutos
Gracias Poeta . Lo he disfrutado.
hace 19 horas
El Estado es la mafia,
no importa cuándo lea esto.
__
«El Gobierno miente,
no importa cuándo lea esto.»
~César Calderón
hace 19 horas
Pues lo de Dosset paseándose por todas las tertulias y ser capaz de tener a los tertulianos sujetos por… es de nota.
Con la capacidad de liarlo todo durante más de media hora en cada sitio, y ver la cara de los periodistas sin saber qué hacer, pero aguantando para que no se les fuera la pieza.
Lo mejor fue lo de Risto. Mejide se vanagloria de que en su programa se obliga a que la gente lo diga todo, pero no se atrevía ni a preguntar cosas como «qué, quién, cuando, cómo». Pero el conductor haciendo méritos para que viéramos que alguien paga para que el cínico nos confunda a todos. Alguien se está gastando un pastón, y me temo que somos los contribuyentes.
hace 19 horas
brillante
«a que va a utilizar lo del bulo justo a la vez y para lo mismo que Patxi López, Félix Bolaños u Óscar López, que últimamente van con el bulo en la corbata como un lamparón de salsa»
me encanta esta frase, el bulo para el sanchismo ha pasado a ser algo consustancial a ellos mismos… como el lamparón en la corbata o en la camisa.,.. que ya es muy difícil sacarlos de ahí.