El presidente de la Junta de Castilla-La Mancha se despachó este miércoles con Carlos Herrera en la Cope. Mientras en el Congreso Pedro Sánchez se defendía de los ataques de Feijóo, a cuenta del informe de la UCO, intentando echar basura sobre el PP, Emiliano García-Page desgranaba su enmienda a la totalidad a lo que representa aquí y ahora el presidente del Gobierno para el Partido Socialista y para España.

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No ha sido una declaración más. García-Page nos tiene acostumbrados a ser una voz crítica, la voz que clama en el desierto junto a la de su amigo y compañero Javier Lambán y unos pocos más. Esta conversación con Herrera es un salto cualitativo: ya no sólo reclama elecciones anticipadas, sino que hace un diagnóstico del porqué de esta situación que amenaza con llevarse por delante al PSOE.

Afirma García-Page que "ya muy poca gente cree a la dirección" del partido. No olvidemos que el mayor activo de un gobierno y de un político es su credibilidad. Ahora, ni Sánchez, ni la dirección del PSOE gozan de ese intangible que hace perder o ganar unas elecciones. La semana pasada, un dirigente socialista que me pidió no revelar su nombre, me dijo que cuanto más dure Sánchez, más peligro tiene el PSOE de desaparecer. Parece que el diagnóstico de García-Page y el de mi fuente coinciden al ciento por ciento.

El presidente castellanomanchego fue al origen de esta situación, que ha llevado a Pedro Sánchez a encerrarse en un búnker. Se refirió a la carta que hizo pública en abril del año pasado en la que nos anunciaba que dejaba por unos días su agenda como presidente "para reflexionar". Page la llama "carta fundacional". La importancia de esa carta, de ese gesto insólito en la política española, es la reflexión que, según García-Page, se hizo el presidente: "¿Si me voy ahora puedo evitar lo que se me viene encima o no lo voy a evitar en ningún caso?". Porque, a juicio del presidente castellano manchego, a esas alturas Sánchez ya sabía quién era Víctor de Aldama y todo el material que obraba en su poder.

El presidente de Castilla-La Mancha tiene la responsabilidad de pilotar en el PSOE una alternativa a Pedro Sánchez

Con esta afirmación, García-Page se carga el argumentario del presidente del Gobierno, que consiste en decir que él no se enteró de nada hasta que no leyó el informe de la UCO. Lo sabía, y lo tapó.

Como colofón de esta enmienda a la totalidad del sanchismo, García-Page ha dado un aviso a navegantes: "Algunos nos llamarán resentidos, incluso cargos de la Administración, buscándonos casos para ver si pueden entramparnos". ¡Ay los tuits de algún ministro! ¡Ay las labores de cloaca de Leire Díez!

La realidad es que la verdadera historia de Pedro Sánchez comienza en aquel Comité Federal en el que quiso forzar una votación que la mayoría de sus compañeros denunciaron como amañada. Recuerden que Felipe González dijo públicamente que Sánchez le había engañado porque le confesó que, al final, lo mejor era la abstención ante la investidura de Rajoy. Después vino la votación en el Congreso. Él dimitió como secretario general y entregó su acta de diputado: sólo 15 socialistas votaron en contra de Rajoy, haciendo caso omiso a lo que decidió el Comité Federal. Por cierto, José Luis Ábalos se abstuvo.

En el Peugeot en el que hizo la campaña de primarias en 2017 Sánchez llevó de acompañantes a Ábalos, Santos Cerdán y Koldo. Los tres implicados en una trama de corrupción de la que aún sólo conocemos una pequeña parte.

Pero Sánchez ganó las primarias con un slogan tan simple como eficaz: "No es no". Luego, gracias a una moción de censura en mayo de 2018, fue elegido presidente del Gobierno. La base de su triunfo fue esa rebelión contra la que se suponía amplia mayoría en el partido.

García-Page tiene razón en todo lo que ha dicho, pero él también puede hacer algo más que cantar la gallina. Hay mucho militantes y dirigentes que le apoyarían, que quieren salir de un bucle que lleva al PSOE a encerrarse cada vez más sobre sí mismo, a perder el contacto con la realidad.

Puede y debe hacerlo. Porque tal vez sea la única forma de salvar a un partido que es clave para la democracia española.

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