La Diada de 2025 ha transcurrido con más pena que gloria. Según la Guardia Urbana, a la manifestación de Barcelona han acudido 28.000 personas. Lejos quedan aquellas movilizaciones de cientos de miles que calentaron el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.
Los líderes independentistas se sienten "frustrados", pero "dispuestos a volver a la lucha". Ellos, probablemente sí, aunque la mayoría de los catalanes, por el momento, no.
La normalización de la que habla Pedro Sánchez probablemente sea eso: un independentismo desinflado temporalmente porque la gente no quiere volver a embarcarse en un golpe fallido como el que se produjo hace ocho años.
Salvador Illa, en su discurso institucional, quiso abanderar la Cataluña "centrada" y plural que quiere construir el PSC. Aunque también habló de lo que falta aún para lograr ese escenario idílico: "la participación plena de todos los actores escogidos por los catalanes". Se refería, claro, a Carles Puigdemont y a Oriol Junqueras. Ya dijo el presidente de la Generalitat en una entrevista en La Vanguardia, publicada tras su reunión en Bruselas con Puigdemont, que para él la normalización plena era la vuelta a Cataluña del ex president y que el líder de ERC pueda presentarse a las elecciones.
La normalización de la que habla Sánchez es sólo un receso para volver a intentarlo
Esa declaración moderada contrastó con el discurso de Sivia Paneque, portavoz del Govern, para la que "Cataluña es una nación por su historia y la voluntad de la gente". Paneque también llamó a "mantener vivo el nervio nacional". El PSC siempre ha mantenido ese doble leguaje, ese doble perfil: no rupturista con España, pero, al mismo tiempo, cariñoso con los independentistas.
En la mañana del 11 de septiembre en la edición de papel de los principales periódicos de Cataluña la Generalitat insertó cuatro páginas de publicidad (que habrán sido recibidas como agua de mayo) con la imagen de la señera, en un intento de recuperar la bandera de todos los catalanes, símbolo de unidad, que fue adoptada como insignia oficial de la comunidad autónoma en el Estatuto aprobado en 1979. Vano esfuerzo. En la manifestación de Barcelona sólo se vieron esteladas (la bandera que incorpora una estrella y que es la seña de identidad del independentismo), ninguna señera.
El independentismo vive una época de reflujo, pero no está ni mucho menos derrotado. El 40% de los catalanes sigue estando a favor de la independencia y en el Parlament los diputados que defienden la separación de España suman 61 escaños de un total de 135. Si las elecciones fueran ahora, según el CEO, esa cifra se elevaría a 67 escaños por el fuerte ascenso del partido de extrema derecha Aliança. Es decir, serían mayoría absoluta.
El PSC gobierno en Cataluña gracias al apoyo de ERC (también de los Comunes, pero estos sólo le aportan 6 escaños), mientras que Sánchez se mantiene en el poder con el respaldo de los republicanos y de Junts. Mientras exista esta dependencia, el PSOE y el PSC serán rehenes del independentismo.
Sánchez les ha concedido ya la amnistía, la quita de la deuda y un sistema fiscal propio para Cataluña, que se pondrá en práctica, en teoría, en 2027. Puigdemont volverá a España muy pronto y Junqueras se podrá presentar a las elecciones. Pero eso no garantiza que el independentismo renuncie a su ideario. Todo lo contrario. La prueba de fuego será la exigencia de un referéndum de autodeterminación con el visto bueno del gobierno. El independentismo tiene una base sólida y necesita mantener la agitación y las exigencias para aumentar sus expectativas de recuperar el poder en Cataluña.
El PSC ha capitalizado la mayoría sociológica de izquierdas que hay en Cataluña, pero Illa no supone una barrera contra el independentismo, porque Illa sigue dependiendo de él para seguir en el poder. Por ello, la normalización es sólo un espejismo, una apariencia de normalidad, un receso en la carrera para volver a intentarlo.
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hace 3 semanas
Me hace gracia eso de la normalización, un concepto que ya usó Adolfo Suárez en junio de 1976. Faltaba muy poco para que se convirtiera en presidente del Gobierno aquel ministro Secretario General del Movimiento que en un discurso televisado afirmó: “Vamos a elevar a la categoría política de normal lo que a nivel de calle es simplemente normal”. Y efectivamente, en buena medida en eso consistió la Transición.
Ahora, para Illa, en Cataluña la normalización consiste en que vuelva Puigdemont y en que Junqueras pueda presentarse a las elecciones. Ese proceso de normalización empezó con los indultos y con la amnistía que el mismo Illa rechazaba de plano incluso un día después de las últimas elecciones generales en la entrevista que concedió a Rac1: “La amnistía no es factible dentro del punto de vista del Estado de derecho e incumple esta condición que a mí me parece que es fundamental”.
¿Qué es lo normal entonces? ¿El respeto al Estado de derecho como “piedra angular” del sistema democrático, como él mismo decía entonces, o saltarse ese principio “fundamental” para mantener en el poder a un Gobierno que ya no puede gobernar, salvo para hacer concesiones a los independendistas?
¿Y en otros asuntos, como la reciente sentencia sobre el régimen lingüístico educativo, qué es lo normal? Además de cumplir la sentencia para dar ejemplo de respeto al Estado de derecho, aquí Illa podría decir, parafraseando a Suárez: “Vamos a elevar a la categoría política de normal, también en la escuela, lo que es normal a nivel de calle en Cataluña, es decir, la convivencia pacífica del catalán y del castellano”.
Pero en lugar de eso ha dicho: “No permitiremos que nadie haga un uso político de la lengua”. Lo que quiere decir que en lugar de recurrir al socorrido recurso sanchista de hacer de la necesidad (cumplir la sentencia) virtud (normalizar y fomentar en la escuela el bilingüismo de la sociedad catalana) va a seguir la misma “política” que sus predecesores independendistas.
Pero ya se sabe, en el Estado de Derecho que tanto defendía Illa los que “politizan” siempre son los otros, incluidos los jueces.
hace 3 semanas
El Sr Jonqueras este jueves cerca de la tumba de Rafael de Casanovas daba una lección de historia.
Venía a decir que los tiempos de ahora, para los que tienen memoria, no son ni mucho menos los peores de Catalunya.
Nótese … De Catalunya.
Y a ese respecto hizo un paseo por la historia con minúsculas para concluir que tan solo estamos en un descanso desde el que tomar fuerzas para avanzar hacia el objetivo…
Poco recordaba el delincuente indultado y parcialmente amnistiado que en realidad en estos más de trescientos años a Rafael de Casanovas poco caso y desde luego no hace doscientos años que se le rinde homenaje…
El héroe en realidad, al igual que la diada no deja de ser y conmemorarse una o dos derrotas pero…
En Catalunya vale la verdad y la mentira, la cara y la cruz o lo que haga falta para entronizar lo único que parece tener valor político.
Lo mejor es que estos sres se presentarán como únicos garantes de obtener privilegios y conquistas del estado opresor.
Y el psc…
El psc?