Quería empezar citando al gran diplomático saharaui, Ahmed Bujari, que llevó la resistencia saharaui durante décadas a Naciones Unidas, y que nos dejó en 2018. Dijo:

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Quienes creen que los saharauis son víctimas del paso del tiempo desconocen la naturaleza del desierto. Podemos morir, pero otros continuarán.

Cuando este verano el director Christopher Nolan rodó escenas de La Odisea en la gran duna blanca a las afueras de la ciudad ocupada de Dajla, calculó que los beneficios que obtendría -- su impresionante belleza y los incentivos económicos que le ofrecía Marruecos - serían mayores que las posibles consecuencias de grabar en un territorio militarizado e ilegalmente ocupado, sin el consentimiento de sus propietarios legítimos.

Después de todo, su película era una de las más esperadas en los cines, con todas las entradas de su estreno vendidas un año antes.

Qué equivocado estaba.

Lo que siguió fue una campaña masiva por parte del pueblo saharaui, apoyada desde el Ministerio de Cultura de la RASD y organizaciones y proyectos como FiSahara, que llegó hasta más de cien medios de comunicación de todo el mundo, incluyendo los de Hollywood que tanto adoran a Nolan como Variety, Deadline y Hollywood Reporter. Muchos informaron por primera vez sobre la ocupación marroquí del Sahara Occidental.

"Christopher Nolan criticado por rodar La Odisea en el Sahara Occidental ocupado, contribuyendo a la represión del pueblo saharaui", rezaba el titular de Variety.

Y citaba el Hollywood Reporter, “Dajla no es solo un hermoso lugar con dunas de arena para producciones cinematográficas. Es una ciudad ocupada y militarizada cuya población saharaui está sometida a una brutal represión por fuerzas marroquíes".

Mientras Nolan recibía un trato de alfombra roja y la visita del ministro de cultura marroquí en Dajla, cineastas y periodistas saharauis eran encarcelados y torturados por intentar hacer sus propias películas sobre sus vidas bajo ocupación -- informaba la prensa.

De pronto, el chico dorado de Hollywood tenía un problema de imagen.

Cuando los periodistas le preguntaron, Nolan calló. Probablemente esperaba que todo pasara, sumiéndose en un silencio cómplice.

Otro mal cálculo: el pueblo saharaui y quienes le apoyamos no olvidamos. ¡Por cierto! El estreno es el 17 de julio, y estamos preparadas.

En su última etapa de producción, La Odisea se convirtió ante el mundo en un proyecto cinematográfico colonialista, extractivo y éticamente cuestionado

En su última etapa de producción, La Odisea se convirtió ante el mundo en un proyecto cinematográfico colonialista, extractivo y éticamente cuestionado, símbolo de tantos otros que expolian los recursos y la riqueza del pueblo saharaui.

Ivanka Trump y su marido Jared Kushner pisotearon esa misma duna de arena hace cuatro años, poco después de que Donald Trump entregara el Sahara Occidental a Marruecos. También lo han hecho, de manera real o simbólica, políticos como José Luis Rodríguez Zapatero o Pedro Sánchez que han traicionado al pueblo saharaui posicionándose con el régimen criminal del rey marroquí, gobiernos de la Unión Europea, las multinacionales que expolian las dunas de arena, los caladeros, las minas y las tierras saharauis, o empresas como Repsol, Acciona y Siemens, que apoyan el lavado verde de Marruecos con proyectos de energía renovable en tierras robadas al pueblo saharaui.

Y hace una semana, lo hizo el Consejo de Seguridad de la ONU.

El pueblo saharaui siempre convierte una crisis en una oportunidad. Sabe cómo darle la vuelta a la historia.

Pero quienes estamos en esta causa hemos aprendido una cosa:

El pueblo saharaui siempre convierte una crisis en una oportunidad. Sabe cómo darle la vuelta a la historia. Así, en su intento por invisibilizar al Sahara Occidental, La Odisea llenó de luz al pueblo saharaui.

De ahí el lema de esta edición: Resistir es vencer.

Estos días, aquí y en el Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes, hablaremos de muchos tipos de resistencias: a través del canto, del cine, la cultura y la identidad, desde el exilio y los campamentos, en las entrañas de la bestia de la ocupación, desde un aeropuerto, en alta mar. La resistencia del pueblo saharaui, y la del pueblo palestino. Las potencias ocupantes les quieren separar, pero les une su lucha por la libertad.

Ser solidario es siempre resistir. Y desde aquí queremos mandar un saludo al pueblo palestino, con el que siempre ha sido solidario el pueblo saharaui.

Resistir es hacer un festival de cine, una película, asistir a una manifestación, firmar un manifiesto, acoger a un niño. Resistir es no consumir productos robados, como proponen las campañas BDS y El Sahara no se vende.

Hoy, es urgente que subamos la temperatura de nuestra resistencia. Quienes estamos en este teatro hemos demostrado el poder que tiene la ciudadanía para influir las decisiones de nuestros gobernantes -- desde la cultura, el cine, el activismo, la política, en la calle. Ahora es el momento de alzarnos masivamente contra los planes de Sánchez, de Macron, de Trump y de Netanyahu para el Sahara Occidental.

Resistir no es solamente exigir, sino obligar a nuestros gobiernos a que cumplan con su deber. Es denunciar, incomodar, reinventar, sorprender, y no rendirnos nunca.

Quiero cerrar con un homenaje.

Aquí veis unas sillas vacías. Nos habría gustado que estuvieran ocupadas por nuestros hermanos y hermanas saharauis que encarnan esta resistencia.

El joven activista Nagem Al-Garhi tenía14 años cuando fue asesinado en 2010 por la policía marroquí a las afueras de El Aaiún ocupada. Su delito: acompañar a su familia en coche para llevar comida al campamento de resistencia Gdeim Izik.

Como dijo Namaa Asfari desde su celda, en referencia al régimen marroquí: "lucho por la libertad de mi pueblo, pero también por la de mi enemigo".

La defensora de derechos humanos, luchadora y artista Luaara Jaya, de la ciudad ocupada de Bojador: junto su hermana Sultana y su familia, resistió un arresto domiciliario de casi dos años, y sobrevivió a brutales agresiones, incluyendo la violación. Su delito: ondear su bandera desde la azotea de su casa. No le han concedido visado para viajar a Europa.

El defensor de derechos humanos Namaa Asfari resiste en una prisión en Marruecos a miles de kilómetros de su familia. Cumple una condena de 30 años. Su delito: reivindicar la libertad de su pueblo en el campamento de dignidad, Gdeim Izik, que inspiró la Primavera Árabe.

El periodista Hassan Zerouali resiste en la ciudad ocupada de Dajla, la joya de la ocupación marroquí. Ahora mismo su casa, como la de todos los activistas del territorio, está asediada por las fuerzas de la ocupación marroquí. Su delito: documentar y denunciar públicamente el expolio de sus recursos, incluyendo el rodaje de la Odisea.

Hace unas semanas, miles de jóvenes de Marruecos tomaron las calles contra el régimen que les priva de educación, servicios sociales y oportunidades, a la vez que se lucra con las riquezas de su país. El régimen marroquí no se hizo esperar y mandó a sus agentes, tanquetas y armas a las calles.

Tres jóvenes fueron asesinados, y más de 2000 arrestados por el mismo régimen que tortura y encarcela al pueblo saharaui. Desde aquí también, nuestra solidaridad con las familias de estos jóvenes asesinados.

El pueblo marroquí también está clamando por su libertad.

Como dijo Namaa Asfari desde su celda, en referencia al régimen marroquí: "lucho por la libertad de mi pueblo, pero también por la de mi enemigo".

Esta es la verdadera resistencia.


Discurso pronunciado por María Carrión, directora del FiSahara, el 6 de noviembre durante la gala inaugural del FiSahara Madrid 2025.

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