En primer lugar, y para complacer a quienes se autoconsideran muy feministas y muy miembras por utilizar insistentemente esas variantes idiomáticas redundantes, habría que mencionar también a las/os/es hipócritas/os/es, las/os/es terroristas/os/. los/as/es socialistos/as/es…, además de mi propia condición de economisto/a/e... Eso, mientras no descubran que pueden utilizar también las dos vocales que faltan –la “i” y la “u”—para rellenar más papel y propalar más repeticiones a cargo de la ineficiencia económica del lenguaje y el desperdicio del tiempo, que es un bien escaso, limitado y no renovable. Subrayo la expresión “se autoconsideran” porque es así como se refiere Marruecos, despectivamente, a la República Saharaui, con el calificativo “autoproclamada”, calificativo intencionadamente despectivo que muchos periodistas repiten bobaliconamente como papagayos, como si fuera un mandato divino. ¿Quién creen que deben proclamarla? ¿Trump, Marruecos, Netanyahu, Albares, Pedro Sánchez…? Lean el artículo de Haddamin Moulud Said al respecto: El ofensivo “autoproclamada” república saharaui (infoLibre, 11/05/2023).
Yo mismo me ocupé de este asunto en mi artículo “Política Exterior ‘Feminista’ y Derechos humanos en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos”, en el que criticaba el trato dado por los dirigentes socialistas –y algunos otros del Partido Popular, a luchadoras saharauis como Aminetu Haidar, Sultana Jaya, Jira Bulahi, y otras muchas defensoras de los derechos humanos. Al recordárselo hoy a los lectores, debo aclarar que lamentaría mucho que estas mis palabras fueran malinterpretadas, en lugar de contribuir, como pretendo, a rebajar tensiones innecesarias, economizar palabros (para eso existe la Real Academia de la Lengua, RAE) y colocar las cosas en su sitio: el feminismo y el Sáhara.
Pero, dicho esto, y puesta en guardia/o/e, por tanto, la/o/e sedicente vanguardia feminista/o/e, podemos pasar al verdadero asunto de este artículo, que acometo en las líneas que siguen.
Y es que, el pasado 28 de octubre, en el receso del almuerzo, cuando escuchaba de pasada, sin prestar mayor atención, el llamado Informativo de Radio Nacional de España (RNE) de las 15 horas, pude oír las declaraciones de una destacada miembra del Partido Popular (PP), Ester Muñoz de la Iglesia, portavoz del GPP en el Congreso, que trataba de justificar –al igual que Vox—la ausencia de su partido en el funeral de Estado del día siguiente, en Valencia, en homenaje a las victimas de una catástrofe que pudo ser evitada en gran medida y no lo fue. (Esa misma información siguió siendo retransmitida en posteriores Informativos).
En España se echan muchas flores a los muertos, pero mientras viven, se les suele hacer bastante la puñeta. Eso, la envidia y hablar a gritos por la calle --aunque sea contra el móvil y sobre el cogote de quien camina delante del gritón/a/e—, la incontenible facundia, el “y tú más” y el chismorreo o despotrique de cocina, son virtudes nacionales, al parecer incorregibles. ¡Y no se te ocurra “llamarles la atención”, porque te expones a cualquier cosa… La calle es suya, como nos gritara enfurecido don Manuel Fraga Iribarne a los españoles de a pie. Y la moda (cuanto más ignorantes e incultos, más… “moda”), autoproclamarse “trans” --¡y a mucha honra! --, colgarse unos piercings en labios, nariz y ombligo, y tatuarse el cuerpo de arriba abajo gastando pasta y tiempo en esos menesteres tan piadosos y progresistas, en lugar de dedicarlos –y dedicarse—a asuntos más importantes.
En otro tiempo, los marineros y los piratas –que también eran marineros-- se colocaban un pendiente de oro al doblar el Cabo de Buena Esperanza, como símbolo de su habilidad, valentía y experiencia en navegación. También, los tatuajes representaban logros, delitos, clanes, o incluso parejas, y eran parte de la experiencia de vida de un pirata. Pero esta tropa borreguil y globalizada de hoy no se molesta en navegar y doblar el cabo de Buena Esperanza ¡Que va! Ellos, ellas y elles –simplifico, necesariamente-- se limitan a llenar las terrazas de juernes à dimanche. La cultura del esfuerzo se queda para los pringaos, oiga. Y todos/as/es, muy progres; y muy trans, sí señor/o/a/e.
Mientras, el pueblo saharaui, traicionado por el último Gobierno franquista con sus Acuerdos Tripartitos de Madrid, huía en desbandada, con lo puesto, caminando de noche y escondiéndose de día...
El PP y Vox –proseguía nuestra miembra del PP en el citado Informativo de RNE—tampoco estarían en el acto a celebrar en el Congreso el miércoles, 29 de octubre, en homenaje a “los últimos fusilados del franquismo” ¡Cinco fusilados, cinco!, como en los toros. Fusilamientos “al alba, al alba”, como cantaría después, desconsoladamente y ya sin remedio, el hoy desaparecido Luis Eduardo Aute. Y como también relataría, años más tarde, el polémico ministro opusiano de Defensa, Federico Trillo-Figueroa y Martínez-Conde (“al alba y con mala mar”) glosando la gloriosa reconquista del peñón de Perejil y la expulsión de las huestes de Mohamed VI, el “rey de los pobres”, siguiendo órdenes del entonces presidente del Gobierno del Reino de España, José María Aznar, Ansar para los amigos de George W. Bush; el Ansar de la foto de las Azores y las armas de destrucción masiva, que los mandamases del Globo “mostraron” y demostraron urbi et orbi en forma de un salero con un polvito blanco… Fue con esa sal con la que aderezaron la ensalada mortal que protagonizaron en Irak (y que luego repetirían en Libia en 2011), donde las tropas de Estados Unidos asesinaron (8 de abril de 2003) vilmente a José Manuel Couso Permuy y donde media España perdimos también a Julio Anguita Parrado (7 de abril de 2003): “¡Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen!”, palabras muy dolidas de un padre ejemplar y un maestro y militante comunista muy querido y popular, que han quedado convertidas, para la posteridad, en símbolo de la condena a la violencia bélica, tan de actualidad en nuestros días, y a los asesinatos perpetrados por los verdaderos criminales, terroristas y genocidas de este mundo.
Pero, al menos, con la heroica toma de Perejil –mediada por Estado Unidos, Sr. ZP, sin necesidad de detentar por ello la soberanía del Peñón, como usted pretende de Marruecos con el naufragio del velero francés “Louise” en las costas del Sáhara--, el Ansar del PP paró los pies al irredentista rey alauita. Algo que no ha logrado, hoy por hoy, Pedro Sánchez con su esforzado ministro Albares…
La flamante portavoz del PP –y los suyos, y también los de Vox-- parece estar ciega ante esta horrenda realidad de genocidas y terroristas impunes, los verdaderos terroristas. El dictador Francisco Franco ni siquiera quiso escuchar las plegarias y súplicas de su Papa de Roma, Pablo VI, que, reclamaba clemencia al muy católico Generalísimo. Toda Europa y parte del resto del Mundo clamaban “¡Franco, asesino!” “¡Clemencia, clemencia!” ”¡Detengan los asesinatos!”, “Stoppa mörderna”… Yo lo presencié presencialmente, in situ, Europa era un solo grito, en todos los idiomas, decenas de miles de proletarios españoles aherrojados de su patria caminaban por las calles nevadas y congeladas –un frío intensísimo para la ocasión-- hasta las embajadas españolas en muchos países, todas ellas llenas de fascistas pesebreros, obedientes a la perversidad del mal –a lo Hannah Arendt-- y agradecidos a Franquito, la mano que les daba de pastar. Un año antes, el 2 de marzo de 1974, había sido ejecutado a garrote vil Salvador Puig Antich en Barcelona…
En aquellos duros años en que Raimon cantaba “¡Al Vent!”, “De l’home mire sempre les mans…”, ”¡Diguem no!”, indicando el camino a los subversivos estudiantes, nuestros proletarios –porque eso era lo que eran, dijera don Manuel Fraga Iribarne lo que dijera—se largaban a Europa y a donde hiciera falta, a currar, a partirse el culo trabajando a destajo y sin saber idiomas como ahora, para ahorrar unos miles de francos o de marcos y poder volver un día, empezar con el préstamo bancario y la hipoteca y así, atarse de por vida al pago del pisito para la familia…
No era como ahora, no. No había másteres universitarios, ni masterchefs, ni pasta gansa, ni bares…, ni libertad. Sobre todo, no había libertad alguna. Y sí, en cambio, “mucha, mucha Policía”, como canta Joaquín Sabina. Muchos “grises” (“desertores del arado”, les llamaban) que hoy, ya reconvertidos, reeducados y democratizados visten de azul oscuro (“Esos de azulón, de qué colegio son”, les increpaban no hace mucho los manifestantes antitodo. Hoy, los azulones acuden en masa y se dejan ver especialmente en las manifestaciones de apoyo al pueblo palestino; sobre todo, en las que no convoca el PSOE, oficial o extraoficialmente.
Y en comparación –todas las comparaciones son odiosas--, los niñatos de entonces no lloraban, como ahora hacen sus colegas actuales porque no pueden comprarse una casa “en propiedad” y, ¡pobres!, tienen que quedarse en casa con papá y mamá, con 40 añazos cumpliditos (la mitad de una vida), de okupas e invasores, con la sopita hecha, la ropita lavada y planchada, heredando antes de tiempo y sin comprometerse con nada. Tampoco se agrupan o asocian –no se arriesgan ni comprometen-- para intentar solucionar los problemas que les acucian, sin militar donde debieran… Y desde el juernes al dimanche…, las terrazas llenas. Y buena ropa, de moda y de marca. Esto antes no era así, pero, como he señalado, las comparaciones son odiosas. Mejor no comparar y quejarse.
Repito: sé que generalizo y simplifico, pero me interesa que lo sepan los/as/es lloronas/os/es actuales, que no saben siquiera que España tuvo una Provincia 53en África, que sus habitantes fueron españoles con DNI, que hablan español –el único país árabe con esa lengua cooficial—y que hoy es la última colonia de África, entregada por España al enemigo alauita para su recolonización y saqueo mediante los obscenos Acuerdos Tripartitos firmados en el Palacio de La Zarzuela, en presencia de Su Majestad, por el fascifranquista “carnicerito de Málaga” y terrorífico represor; primero, como gobernador civil de León; después, en la Dirección General de Seguridad (la DGS, hoy Casa Ayuso en la Puerta del Sol de Madrid); y finalmente, como presidente del último Gobierno del dictador Franco: don Carlos Arias Navarro; el del bigotito que se dirigió por televisión a los españoles, con cara de circunstancias y lágrimas de cocodrilo, para decirles aquello de: “Españoles, Franco ha muerto”.
Mientras, el pueblo saharaui, traicionado por el último Gobierno franquista con sus Acuerdos Tripartitos de Madrid, huía en desbandada, con lo puesto, caminando de noche y escondiéndose de día, perseguido a bombazos de napalm y fósforo blanco por el sanguinario invasor marroquí, que había invadido el Sáhara Español “para reencontrarse con sus hermanos saharauis y abrazarlos”… Lo mismo que vuelve a decir hoy Mohamed VI tras la amañada y contradictoria Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU adoptada el 31 de octubre de 2025 al gusto de Marruecos y Estados Unidos (redactor de la misma).
Ese pueblo maltrecho y al borde del genocidio (Audiencia Nacional – Sala de lo Penal. Auto Nº40 / 2014, presidente D. Fernando Grande-Marlaska Gómez) no tuvo otra opción que emprender la guerra de liberación nacional que hoy prosigue contra el invasor marroquí, al que apoyan, contraviniendo la legalidad internacional, Francia, Estados Unidos, España… Los Gobiernos de España, siempre dando ejemplo y cumpliendo sus obligaciones internacionales, Juan Carlos de Borbón dixit en su “viaje sorpresa” a El Aaiún (2 de noviembre de 1975) para dirigirse a las guarniciones militares, fingir apoyar a las tropas españolas, y “proteger a la población civil saharaui”…
El rey de Marruecos –apodado por los suyos ”el rey de los pobres”, tiene un lujoso palacio en cada región (12) de Marruecos –, salvo precisamente en la región del Rif, la más pobre y la más machacada militarmente
No, no era esta sociedad de hoy por la que luchamos en nuestra época, en la que nos tocó vivir … y morir, como murieron los cinco últimos fusilados por Franco y su régimen. Entonces no había PSOE militante ni PP a la vista. Al igual que los alemanes de Hitler, aquí en España muchos comíamos de las migajas del dictador. Y, por lo visto, igual que los nazis alemanes, también muchos españoles parecían ignorar lo que sucedía… Debían estar sordos y ciegos (como la ONU en el Sáhara Okupado por Marruecos: (“¿Y la ONU para qué? Solo pa tomar el té”, corean los saharauis cuando consiguen reunirse unos pocos en las calles de las ciudades okupadas). Claro que los que se atrevían a hablar, ver u oír…, a lo peor no lo contaban. Por lo general, y como mínimo, les complicaban la vida. También a sus familiares. Luego, de repente, todos se convirtieron en demócratas de toda la vida.
Y aquí, en este contexto, quiero desquitarme mínimamente haciendo una referencia al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero (alias ZP, “Bambi”), porque me queman sus palabras embaucadoras, altisonantes y privilegiadas, dirigidas a un puñado de saharauis marroquinizados –propaladas por toda la prensa promarroquí y asimilada del mundo mundial-- y conveniente untados con la chequera y las prebendas alauitas. Nuestro expresidente ZP, según manifestó voluntariamente en Dakar al grupúsculo autodenominado “Saharauis por la Paz” (como si todos los demás saharauis fueran amantes de la guerra), pudo hablar con quien quiso, sin interferencias, y pasearse libremente, “como Pedro por su casa”, por la ciudad ocupada de Dajla, en el Sáhara Okupado, cuando acudió al Sáhara en 2015 a participar, junto al expresidente francés Nicolas Sarkozy y el exministro socialista de Defensa José Bono, en el propagandístico Foro Crans Montana ,gastos de viaje y estancia pagados por “Palacio”. Los de “Palacio” difundieron profusamente su foto interviniendo en dicho foro ante un mapa de Marruecos con el Sáhara anexionado… Más claro, agua. Nunca aclaró cual fue la contraprestación recibida, monetaria u otra.
Hay que aclarar que el rey de Marruecos –apodado por los suyos ”el rey de los pobres”, tiene un lujoso palacio en cada región (12) de Marruecos –salvo precisamente en la región del Rif, la más pobre y la más machacada militarmente--. Palacios que mantiene en perfecto funcionamiento diario, con todo el personal en sus puestos, incluso con la comida preparada a su hora, por si al Comendador de los Creyentes se le ocurriera caer a comer en una de esas lujosas y costosas mansiones sin avisar… No sé qué les pasa a los marroquíes, que se les sigue cayendo la baba con el Comendador de sus amores. He verificado personalmente esto de los lujosos palacios por doquier –también es una de las mayores fortunas de África, según Forbes--, pero además nos lo confirmó recientemente el prestigioso profesor de Historia Militar, presidente de la Asociación Española de Historia Militar (ASEHISMI) y coronel Fernando Puell de la Villa, en una conferencia titulada precisamente “El desembarco de Alhucemas” (Fundación Mutua Madrileña, 04/10/2025).
Esa ausencia de un palacio alauita en el Rif probablemente se debe a que allí no le quieren mucho --y viceversa--, ni a él ni a sus alauitas, desde que el revolucionario Abd el-Krim encabezara la Resistencia contra los colonialistas franceses y españoles y autoproclamara una República Independiente; Independiente de franceses, españoles y del propio sultán alauita, un sultán de paja (hoy también, testaferro de Estados Unidos y Francia).
Allí sucedió todo aquello del desastre de Annual y la posterior revancha de la operación conjunta y combinada franco-española denominadadesembarco de Alhucemas, que sería objeto de estudio en todas las escuelas de Guerra del mundo. “¡Olé tus cojones!”, le habría espetado Alfonso XIII al general Manuel Fernández Silvestre cuando supo de sus intenciones aventureras y bravuconas que llevarían al “desastre de Annual”: 11.000 soldaditos españoles masacrados en una sola mañana de julio de 1921 (según otras estimaciones del “Expediente Picasso”, 15.000 hasta los primeros días de agosto). Era el “cojonudismo” testosteronil, en expresión atribuida a don Miguel de Unamuno por aquella frase de "Venceréis, pero no convenceréis", manifestada el 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, durante una ceremonia de la por entonces llamada Fiesta de la Raza, en el marco de la guerra civil española. La frase iba dirigida a José Millán-Astray, general del bando sublevado y fundador de la Legión, que increpó el discurso de Unamuno a gritos de «¡Mueran los intelectuales!» (o, según versiones, «¡Muera la inteligencia!») y «¡Viva la muerte!»... El “cojonudismo” y la testosterona siguen formando parte de nuestro patrimonio nacional, incluyendo las Cortes de la Nación.
Pues bien, el Sr. ZP, una de las cabezas más visibles y obstinadas del lobby promarroquí español, a través de sus particulares “misiones pedagógicas”, presenciales o por vídeo, sostiene que, él sí (él, los demás, no: son expulsados ipso facto, sin contemplaciones), ha paseado en el Sáhara por donde ha querido, ha hablado sin interferencias ni espías (¡qué sabrá él, si espían hasta con Pegasus; que se lo pregunten a Pedro Sánchez o a Ignacio Cembrero) con quien ha querido hablar (¿también con los presos políticos saharauis en cárceles marroquíes?), y no le parece que el Sáhara Occidental sea un territorio ocupado, ni que los saharauis estén luchando por su libertad e independencia. ¡Qué fácil es la verborrea, Sr. ZP! ¡Y qué ignorancia tan grande, señor expresidente del Gobierno de España!...
En cambio, parece que en Valladolid, la ciudad donde nació nuestro expresidente proalauita, “Bambi”, él y sus conciudadanos/as/es --en los tiempos de Franco, Guardia Civil y Falange—se echaban valientemente a la calle al amanecer, metralleta en mano, prietas las filas, disparaban con cañones, morteros y tanques contra los edificios gubernamentales, bombardeaban sus cuarteles con napalm y fósforo blanco y abatían fascistas a mansalva, día y noche, cantando a voz en grito “La Internacional" y “La Marsellesa”, y llenaban de banderas republicanas ventanas, balcones y torres de iglesias pederastas, arrojando a la hoguera por doquier la muy noble, leal y rojigualda bandera nacional. Ese era “el ejemplo” que los vallisoletanos-tipo-ZP –pido disculpas a todos los demás-- daban al mundo, incluidos los saharauis, de cómo había que combatir al fascismo y la dictadura, con las armas, la financiación y otras naderías de Estados Unidos, Marruecos, la UE y demás tropa (de “tropelía”) ….
No quiero aburrir al lector con las ocurrencias y valentías del Sr. Rodríguez Zapatero. Solo recordarle que, quien más, quien menos, también tenemos un abuelo fusilado y/o algún familiar decapitado, pero ni los ponemos en el currículo de méritos autoproclamados, ni los llevamos de estandarte a las presentaciones de libros del entorno del PSOE, ni los incluimos en libros editados en Suiza (esto se está poniendo de moda: el Emérito –en realidad, solo “honorífico”, no “emérito” -- publica estos días en París…). Porque, Sr. Rodríguez Zapatero, en aquellos tiempos gloriosos en que, presuntamente, usted lideraba la Resistencia armada contra la dictadura en Valladolid, para posteriormente dar lecciones de guerra de guerrilla y de guerrilla urbana a los vagos y comodones saharauis, en aquellos tiempos, digo, ni al PSOE ni al PP se les veía el rabo. Ni el rabo ni los cuernos.
No, no vimos a la gente del PSOE dar el callo, más allá de las charlas en la sede de la muy loable revista “Cuadernos para el Diálogo”. El callo lo dio, fundamentalmente, el Partido Comunista de España (PCE), con mucho trabajo, muchos sinsabores, muchos sacrificios, muchas detenciones y torturas, …y mucha abnegación y sufrimiento. Nuestro emotivo recuerdo y homenaje desde aquí a tantos comunistas abnegados (ellos y ellas) que dieron lo mejor de sí para traer la paz y la democracia a nuestro país. Hay que decirlo hoy bien alto. En el tajo, en las fábricas, en las minas de Asturias, en las Universidades, en los campos de España. Y también en el Sáhara y en el pionero y ejemplar programa “Vacaciones en Paz”, que encabezó el poeta comunista (¡qué pavor!) Marcos Ana en 1979 y que es una iniciativa solidaria para acoger a niños y niñas saharauis durante el verano, alejándolos de las duras condiciones de los campamentos de Tinduf. Desde aquel primer viaje en 1979, organizado por el PCE, el programa ha crecido gracias a la colaboración de las asociaciones de solidaridad con el Pueblo Saharaui (agrupadas hoy en la Coordinadora Estatal, CEAS-Sáhara) y la importante implicación de muchas familias españolas.
Ustedes, por el contrario, los del PSOE (no digo “socialistas”, que eso es otra cosa muy diferente; y sí, reitero que todas las comparaciones son odiosas), conchabados con Marruecos, aspiran a liquidar el programa infantil “Vacaciones en Paz” –igual que Netanyahu / Trump liquidan a la población infantil de Palestina… --y no solo la infantil-- para que no haya futuro, para que los niños de hoy no se conviertan en luchadores mañana (los señores de la guerra utilizan el seudónimo de “terroristas”, cuando los verdaderos terroristas son ellos).
Así que menos pretender dar lecciones a los saharauis, Sr. ZP, y un poco más de vergüenza, si es que hoy esa palabra les dice a ustedes algo, a los ZP, los FG, los Moratinos, las Trinidad Jiménez, las Fernández de la Vega, los Bono, López-Aguilar (el de los sapos), María Antonia Trujillo, … y tantos otros apellidos nobles: Albares y Pedro Sánchez, sin ir más lejos. Pero sin olvidar, tampoco, al promotor del ‘encapsulamiento del tema del Sáhara’, Felipe González Márquez, ni al “rey que reina pero no gobierna”, pero que gestionó su corona y otros asuntillos utilizando al pueblo saharaui como moneda de cambio y haciendo de espía para la CIA….
Y mientras, las bases “socialistas” calladitas, como dios manda; y sin sacar los pies del tiesto, como sí los sacó, en cambio, en un renuncio, el diplomático socialista Emilio Menéndez del Valle (tuvo que publicar su disidencia e incomprensión --“Sáhara: ¿por qué?”--, del giro copernicano del presidente Sánchez en InfoLbre,en lugar de en El País). O mucho antes, el jurista, magistrado y catedrático Julio D. González Campos en El País (“Los acuerdos nulos de Madrid”). Pero eran otros tiempos, otros valores, … Hoy, los referentes son Donald Trump y una ONU desnortada, inservible, fracasada, como lo fue antes su antecesora, la Sociedad de Naciones.
Y aunque no pueda extenderme más sobre esta cuestión, quiero dejar al lector esta “joya literaria” publicada en el diario El Independientepara que juzgue por sí mismo:
<<Agasajado y apreciado por las autoridades marroquíes, José Luis Rodríguez Zapatero se ha hecho un hueco al otro lado del Estrecho. El expresidente del Gobierno se ha vuelto asiduo a conferencias y actos oficialistas del régimen de Mohamed VI hasta convertirse en uno de los principales altavoces de las tesis del majzén, el círculo del rey que rige los designios de Marruecos. En su faceta de lobista alauí, el socialista se estrena ahora como prologuista de un libro editado en Suiza que canta las bondades de la ocupación marroquí del Sáhara Occidental, la antigua colonia española y el último territorio de África pendiente de descolonización>>.
Como vemos, ZP siempre apoyando la libertad e independencia del pueblo saharaui, con dineros y armas, como hace Donald Trump (el original de la fotocopia: Netanyahu) con el pueblo palestino… Y luego, a poner cara de Bambi, a opinar sobre –según él—la poca valentía de los saharauis y a atribuir el Sáhara Occidental a Marruecos, “como quedaría demostrado con el naufragio del velero francés “Louise” [lo explico detalladamente en mi artículo “Desmontando las falacias del lobista Rodríguez Zapatero sobre Marruecos y Sáhara Occidental (y II)]
Tan abochornado como indiferente e impasible ante la oleada de protestas en todo el mundo, la noche en que habría de tener lugar –“al alba, al alba”—el fusilamiento de los que la portavoz del PP llama hoy “terroristas”, Franquito se tomó su vasito de leche nocturno y se fue a la cama calentita junto a su Carmencita, “la Collares”. Y aquí Paz y después Gloria. Él, que tenía el privilegio exclusivo de procesionar bajo palio, y que --como Carrero Blanco, su almirante y vicepresidente del Gobierno, y futuro perpetuador del régimen franquista-- era de misa y comunión diaria, él, más papista que su jefe espiritual y Papa de Roma, Pablo VI, no atendió a las reiteradas llamadas de clemencia de este. Como tantísimo/a/e beato/a/e y “cristiano de base” (no digamos ya los de las alturas), que no han movido un solo dedo, mucho menos el culo, por esos otros hijos de Dios que son los gazatíes, los palestinos, los libaneses, los hutíes, las afganas o los saharauis, que son –o debieran ser—los nuestros, nuestros refugiados, nuestros exiliados, nuestros traicionados.
Y PP y Vox no participarían en ese homenaje a los cinco antifranquistas fusilados en 1975 –explicaba en el Informativo de RNE la portavoz del PP-- porque, sin negar que eran antifranquistas (le faltó precisar: antifranquistas redomados), esos cinco militantes eran también “¡terroristas!”, y no podían convertir en héroes, en un homenaje de reconocimiento, a unos terroristas (también aquí redomados) del FRAP y de ETA.
Estamos con el pueblo saharaui y le apoyamos en su lucha, no porque los saharauis sean más o menos simpáticos, ni porque nos caigan más o menos bien, sino porque se ha perpetrado con ellos una injusticia universal
Tan asumidas están estas cosas que nadie preguntó a esa señora portavoz del Grupo Popular si no consideraba también a Franco como un terrorista redomado, aunque tuviera el privilegio, y lo utilizara, de procesionar bajo el palio eclesiástico. A fin de cuentas, “solo” provocó una Guerra Civil con un millón de muertos. Ahora, mientras concluyo estas líneas, la ineficaz ONU --los miembros permanentes de su Consejo de Seguridad-- acaba de volver a meter la pata, adoptando una injusta resolución promarroquí sobre el Sáhara Occidental tan contradictoria y mal redactada (por los Estados Unidos de Norteamérica) que podría provocar una Segunda Nabka saharaui y otros cincuenta años de guerra e inestabilidad en toda la región noroccidental de África. Los países occidentales vuelven a perpetrar –persisten en—el mismo error de antaño: no dejar hablar, con todas las garantías necesarias, al pueblo que tiene ese derecho inalienable, como todos los pueblos coloniales. Así que seguiremos caminando junto al hermano pueblo saharaui y defendiendo su noble causa.
Y hay que decirlo una vez más: Estamos con el pueblo saharaui y le apoyamos en su lucha, no porque los saharauis sean más o menos simpáticos, ni porque nos caigan más o menos bien, sino porque se ha perpetrado con ellos una injusticia universal, porque los españoles estuvimos en su tierra durante casi un siglo, porque fueron españoles hasta que el Gobierno de la dictadura franquista los abandonó entregándolos atados de pies y manos a su peor enemigo, los alauitas irredentistas y genocidas; porque los consideramos nuestros hermanos, como muy bien señaló en su momento Pablo Iglesias Turrión, entonces vicepresidente del Gobierno de España (2014); porque España tiene una inmensa deuda con ese pueblo pacífico y ejemplar, traicionado por nuestros gobernantes; porque su entrega al enemigo marroquí mediante los infames Acuerdos Tripartitos propició una costosísima y cruenta guerra que todavía perdura, desestabiliza toda la región noroccidental de África y condiciona perversamente la política española y comunitaria (UE). Y porque España, como miembro de la ONU, debe cumplir sus compromisos y sus obligaciones internacionales, como prometió cínicamente en El Aaiún el entonces jefe de Estado en funciones, Juan Carlos de Borbón y Borbón (1975); porque su causa está plenamente reconocida por la ONU y la UA; porque el Derecho Internacional les reconoce, como a los demás pueblos del mundo, su derecho inalienable e imprescriptible a la libertad y a la independencia; porque, inexplicablemente, siguen siendo, en pleno siglo XXI, la última colonia de África, con el apoyo de los gobiernos más reaccionarios del Planeta. Y last but not least, porque tienen la razón, la Justicia les da la razón y porque la mayor parte del pueblo español está determinada a deshacerse de la ignominia de los diferentes gobiernos españoles y a conseguir que el pueblo saharaui –como los demás pueblos—alcance, más pronto que tarde, su libertad e independencia.
Luis Portillo Pasqual del Riquelme es doctor en Ciencias Económicas por la UCM, miembro del Centro de Estudios sobre el Sáhara Occidental (CESO) de la Universidad de Santiago de Compostela y del Movimiento por los Presos Políticos Saharauis (MPPS) en cárceles marroquíes, autor de “¿Alimentos para la Paz? La ‘ayuda’ de Estados Unidos” (IEPALA, 1987) y “En Defensa de la Causa Saharaui. Testimonios de Denuncia, Resistencia y Solidaridad” (Círculo Rojo, octubre 2024).
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