Han pasado casi dos meses desde que el pasado 16 de octubre se anunció el fracaso de la OPA de BBVA sobre Banco Sabadell y casi se nos había olvidado. Es interesante saber qué ha pasado desde entonces con las cotizaciones de los dos valores, como se muestra en el siguiente cuadro:

PUBLICIDAD

15-oct09-dicRevaloriz.
BBVA15,78518,9620,1%
B Sabadell3,273,290,6%

Vemos que la tornas han cambiado: el perdedor ha sido el ganador en estos dos meses. Es lógico pensar que el BBVA tenía todo en contra, la operación se consideraba un lastre y además el mercado descontaba que podría tener que mejorar las condiciones de la oferta. Por su lado, el Banco Sabadell se beneficiaba de una corriente especulativa por si eso ocurría. Al final todos contentos: el BBVA ha tenido una revalorización muy buena y el Banco Sabadell ha mantenido su independencia.

Parece que el resultado de estas grandes operaciones corporativas es casi el de una lotería. En un conocido estudio publicado en 2011, el profesor Christensen afirmó que la probabilidad de fracasar, tanto porque no salga la OPA como porque de prosperar los resultados fuesen negativos para el adquirente era de entre el 70% y el 90%. En el mismo sentido, pero más actualizado, The Economist ha estudiado los resultados de todas las adquisiciones con un valor superior a diez mil millones de dólares realizadas entre 2010 y 2020, viendo lo que pasó en los cinco años siguientes a la operación. Los ingresos y el resultado operativo crecieron el 6% de media, lo que no es muy impresionante y la rentabilidad sobre recursos propios bajó un 2%. Con estos datos no nos puede extrañar que la mitad de los adquirentes mejorase el valor para sus accionistas, comparándolo con los colegas de sus industrias respectivas, en 2,8 billones de dólares, aunque solo una operación (adquisición de Linkedin por Microsoft) supuso 600 mil millones de dólares. Pero para la otra mitad, la pérdida de valor fue de 2,9 billones de dólares.

Volviendo a la operación que nos ocupa, como dice el refrán, no hay bien que por mal no venga. ¿O era al revés?

PUBLICIDAD