Una presidenta sustituida electoralmente por un coordinador general superado políticamente por un delegado del Gobierno. Este podría ser, grosso modo, el retrato del PP catalán del último año y medio. Un partido que se desangra en la interinidad a partir de la sustitución sin congreso de Alicia Sánchez-Camacho por Xavier García Albiol, que a su vez se ve gravemente cuestionado por el ascenso de Dolors Montserrat, ministra catalana, y Enric Millo como delegado del Gobierno y plenipotenciario de Soraya Sáenz de Santamaría en Cataluña.

Cuando en 2015 Artur Mas anunció una nueva convocatoria electoral los populares tuvieron claro que Alicia Sánchez-Camacho, quemada por el caso Camarga, no podía encabezar la lista del PP, y acudieron a su principal figura electoral en la comunidad, el entonces alcalde de Badalona, Xavier García Albiol. Pero contrariamente a lo que hizo Cristina Cifuentes en Madrid, García Albiol no exigió a cambio la creación de una gestora al frente del partido que descabalgara a la presidenta, que ha seguido moviendo hilos a favor de quien siempre fue su mano derecha, Enric Millo. Ése fue, en palabras de colaboradores muy cercanos de Albiol, el gran error del actual coordinador, que ve su poder laminado sin haber llegado a ejercerlo realmente.

Un año y medio después de asumir el reto, Albiol sigue a la espera de que la dirección nacional autorice la celebración de un Congreso en el que debería asumir la presidencia del partido en sustitución de Alicia Sánchez-Camacho. Y esa opción es cada día más compleja.

Batallas internas en Barcelona, Lleida y Girona

El presidente del grupo parlamentario no representa el nuevo espíritu de conciliación que el Gobierno quiere imprimir a sus relaciones con Cataluña, por lo que deberá tejer bien sus alianzas para asegurarse de presidir el partido tras el Congreso. Para eso deberá solucionar primero la batalla interna en el PP de Barcelona, donde se juega la mayoría de los avales, y resolver los frentes abiertos en Lleida y Girona.

En Barcelona, Alberto Villagrasa, hombre de la máxima confianza de la ministra Montserrat, es fuertemente contestado por buena parte de la estructura provincial y tendrá que lidiar con la candidatura del ex alcalde Manuel Reyes. En Girona, la histórica dirigente Concepción Veray quiere recuperar la presidencia provincial ahora que Millo ha dejado el Parlament, pero el nuevo diputado Sergio Santamaría podría disputársela. Y en Lleida se mantiene abierta la batalla entre la actual presidenta Dolors López y el diputado en el Congreso José Ignacio Llorens.

De cerrar esos frentes y atar bien esos avales depende que Albiol pueda frenar operaciones como la que en su momento se tejió en torno al periodista Nacho Blanco, señalado por algunos como posible nuevo presidente regional y cartel electoral del PP catalán. Por si acaso, se ha impulsado una cláusula en el reglamento congresual para que los candidatos a presidir un partido regional tengan por lo menos un año de militancia.