A 15 grados bajo cero, sin calefacción y rodeados de humo. Esas son las condiciones inhumanas en las que viven y mueren estos días los refugiados. La ola de frío que azota Europa vuelve a sonrojar al Viejo Continente. Pero una vez más, la respuesta es insuficiente.

Mientras desde la comisión europea se reconocen errores: "Hemos dado dotación suficiente, pero por problemas sobre el terreno, estos fondos no se han usado de la mejor manera posible para gestionar esta situación sin precedentes", explicaba el comisario de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis, Christos Stylianides, a pie de tienda la desesperación reina entre los refugiados: "No me gustan los políticos, por su culpa estamos estancados aquí". El que habla es Parwez, un joven de 15 años que viaja con su primo, de 16, desde Afganistán. Llevan ya 12 días en Belgrado. Difícil que no vean cinismo en la actitud de los gobiernos europeos, que se comprometieron a acoger a 160.000 personas hace un año y sólo un 3,5% ha sido reubicado. España, sin ir más lejos, sólo ha recibido a 687 personas en 2016, un 4% del total al que se comprometió con Bruselas.

En Serbia, la hipotermia, la congelación y los problemas respiratorios ya son habituales

El pasado fin de semana, el termómetro bajó hasta los 16 grados bajo cero en Belgrado, donde el número de refugiados alcanzó los 2.000. "Dormimos en una vieja estación de tren. Hay mucho humo y no tenemos agua limpia para beber". Parwez y su primo iniciaron el largo camino con su padre, dejando al resto de su familia en Afganistán, pero le perdieron en la frontera de Irán con Turquía. "La policía abrió fuego contra nosotros y le perdimos", cuenta.

En Serbia, alrededor del 82% de los 7.300 refugiados están instalados en alojamientos con calefacción gestionados por el gobierno, según los datos de Acnur. Sin embargo, hay todavía cerca de 1.200 personas que permanecen en asentamientos informales en Belgrado, incluyendo alrededor de 300 menores, como Parwez, no acompañados.

Ahora, él y su primo intentan llegar hasta Francia. Los dos solos. "Mi padre había estado en Francia antes por su trabajo. Cuando partimos, esperaba que fuésemos allí y que no hubiera guerra". Ellos continúan su camino, pero con pocas esperanzas. En Bulgaria han recibido palizas y saben que la posibilidad de entrar en Europa ahora es mínima.

A la dureza de la situación, se suma el frío, que ha dejado casi un centenar de muertos en toda Europa. En Serbia, la hipotermia, la congelación y los problemas respiratorios ya son habituales en el campo de refugiados, según Médicos Sin Fronteras. Además, los intentos por hacer fuego provoca otro tipo de infecciones debido al humo que inunda las naves donde se encuentran. "Creo que el 99.9% de la gente sufre alguna enfermedad", señala Andrea Contenta, coordinadora de Asuntos Humanitarios de MSF en Serbia. "Sobre todo sarna y piojos. Son las consecuencias de estar varios meses sin unas instalaciones adecuadas".

Activación del Mecanismo de Protección Civil

A las miles de personas retenidas en Serbia hay que sumar otras tantas en Bulgaria, Macedonia, Albania, Bosnia y otros países. "La verdadera pregunta que se debe hacer a las autoridades europeas y a las autoridades regionales es: ¿cuál es el plan a largo plazo para la migración?", preguntan desde la organización.

La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, ha enviado esta misma semana una carta a la Defensora del Pueblo Europeo, Emily O’Reilly, en la que le pide que solicite la activación urgente del Mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea. “Como defensores del pueblo no podemos permanecer impasibles ante esta situación”, afirma Becerril en su escrito. El Mecanismo de Protección Civil de la UE ya ha sido activado en varias ocasiones para ofrecer apoyo práctico a los países desbordados por una situación de crisis.

En nuestro país, el próximo lunes se reunirá el Comité de ayuda de emergencia a refugiados bajo la presidencia del secretario de Estado de Cooperación Internacional, Fernando García Casas, según anunció este viernes el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo. Uno de los acuerdos de la reunión de la Conferencia de Presidentes celebrada el pasado 17 de enero fue la de impulsar un plan de ayuda de emergencia para los refugiados a través de la cooperación al desarrollo.

Tiendas inundadas en Lesbos

En Lesbos la situación no es mucho mejor. Las temperaturas no son tan bajas como en Serbia, pero la lluvia constante de estas fechas hace que las tiendas de campaña se inunden. Pese a ello, desde la organización no señalan a la lluvia como el problema principal. "El mayor problema de este campo es la cantidad de gente, que no puede salir de las islas. En cada centímetro cuadrado hay tiendas de campaña y no es posible dar a todo el mundo unas condiciones aceptables", denuncia Loic Jaeger, coordinador de Médicos sin Fronteras en Grecia.

Desde el pasado mes de agosto, entran cerca de 3.000 refugiados al mes en Lesbos

Desde el pasado mes de agosto, entran cada mes alrededor de 3.000 refugiados, según el coordinador, que no pueden reubicarse en otros países. En la actualidad, Jaeger cifra en cerca de 15.000 los refugiados que sobreviven en las islas y alrededor de 40.000 en el resto del país. Esta masificación impide que las condiciones de vida sean las adecuadas. "No hay duchas ni agua caliente para todos. Se acaba la electricidad y también la calefacción", explica. "Ahora sale en los medios la nieve que hay, pero es una realidad que se vive todo el año", se queja Jaeger, que critica la falta de medidas de los países europeos. "No digo que hubieran acogido a todos los refugiados durante este tiempo, pero si en lugar de 7.000 hubieran acogido a 17.000 no estaríamos en estas condiciones", denuncia.

En el norte de Grecia, donde el mercurio ha bajado a diez grados bajo cero, las duchas están congeladas y los refugiados, al igual que en Serbia, viven entre el humo de las hogueras. "Una abuela murió hace unos días con una niña porque explotó una botella de gas", apunta. El incendio que siguió a la explosión dejó a alrededor de 400 personas sin alojamiento. Entre el 30 y el 40% de los refugiados que sobreviven en Lesbos son menores. Algunos de ellos han sido trasladados con sus madres a un hotel porque no soportarían las condiciones extremas. "Las organizaciones humanitarias hacemos lo que podemos, pero esta no es la solución, se necesita una solución a nivel europeo".