Corría el año 1987 y Ronald Reagan se plantó ante la Puerta de Brandenburgo para clamar al entonces líder soviético, Mijail Gorbachov: "Derribe ese muro". Ese canto a la libertad se entonó en las calles de Berlín dos años más tarde cuando el llamado Muro de la Vergüenza cayó en pedazos. Literal. El actual alcalde de la ciudad símbolo de la guerra fría, Michael Müller, ha pedido al presidente Donald Trump que haga honor a los valores que encarna EEUU y eche atrás su plan en la frontera mexicana: "Señor presidente, no levante ese muro".

Difícil será que su voz se escuche en Washington. A golpe de tuit Donald Trump ha desencadenado la primera guerra diplomática de su recién estrenado mandato. Ha cumplido su palabra al firmar la orden ejecutiva para construir, en realidad ampliar, el muro en la frontera sur y pretende que México se haga cargo de financiarlo. A escasos días de la visita del presidente Enrique Peña Nieto, y con el canciller Luis Videgaray en Washington, Trump siguió erre con erre con el pago del muro hasta que Peña Nieto canceló el viaje para ahorrarse más humillaciones.

A eso siguió la idea de gravar con un 20% las exportaciones mexicanas para pagar los 25.000 millones, según The Washington Post, que costaría levantar esa nueva barrera. La propuesta, que requeriría el visto bueno del Congreso, luego se dijo que no era un plan cerrado pero ahí quedaba. El muro de Trump ya ha desencadenado el conflicto más grave con el vecino del sur en décadas.

No es el único muro que pretende erigir Trump. También ha firmado una orden ejecutiva por la que suspende la entrada de todos los refugiados durante 120 días y la concesión de visados durante 90 días a los procedentes de siete países de mayoría musulmana: Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Yemen e Irán. El veto provisional ha provocado el caos en los aeropuertos, la indignación entre los afectados y los activistas, y el estupor en las cancillerías internacionales. Una juez federal bloqueó el sábado de forma temporal las deportaciones.

Al igual que ese veto a los procedentes de siete países musulmanes, el muro con México es una bomba para la diplomacia. En el caso de la frontera sur, los expertos dudan que refuerce la seguridad más que los controles de patrullas, y requiere una inversión millonaria que podría destinarse a los olvidados a los que suele mencionar Trump en sus discursos. El presidente justifica su decisión con un lema: "Una nación sin fronteras no es una nación".

Una nación sin fronteras no es una nación", dijo Trump para justificar la ampliación del muro

Ya hay un muro con México. Fue el presidente Bill Clinton en 1994 quien ordenó que se construyera y recorre unos 1.100 kilómetros, en forma de muro, verja o valla, la tercera parte de los 3.141 kilómetros de frontera entre México y EEUU. Hay otro tercio de frontera vigilado por más de 20.000 agentes fronterizos, con cámaras y sensores térmicos, y el más férreo el que marca la naturaleza con el Río Grande, y los implacables desiertos de Chihuahua y Sonora. En las dos últimas décadas han muerto intentando pasar por esta zona unas 8.000 personas.

El objetivo de Trump al levantar el muro es "desalentar la inmigración ilegal desde América Central y golpear a los cárteles violentos". Como ha dicho muchas veces, "sacaremos a los malos, a los criminales, a los traficantes de drogas, a los pandilleros". Lo novedoso del plan de Trump -Mitt Romney ya pretendió algo similar hace cuatro años- es pretender que lo financie México.

Sin embargo, el fenómeno migratorio dista mucho, a ojos de los expertos, de la imagen que traslada Trump. "Todos los estudios indican que la inmigración tiene un efecto positivo a medio y largo plazo en los países de acogida. El que emigra ahora suele tener una formación y unos recursos por encima de la media. Es gente en edad productiva y gente sana. Realizan trabajos que no suelen desempeñar los locales. Esta medida podría tener un efecto bumerán para Trump, incluso en sus propias empresas. Si impide el acceso de población inmigrante, muchas empresas se resentirán y se incrementarán los precios de los productos", explica Jesús Javier Sánchez Barricarte, profesor de Demografía en la Universidad Carlos III de Madrid. "Construir el muro es poco realista y muy caro", añade.

"Si Trump desea frenar la inmigración, levantar más muros es una medida ineficiente, miope y cortoplacista. Cortar la inmigración a EEUU, unido al anuncio de imponer aranceles a las importaciones, empobrecerá más a México, y con ello provocará más inmigración a largo plazo. La única vía para reducir la inmigración es promover el desarrollo y la estabilidad en México y Centroamérica,  no darles la espalda", afirma Cristina Manzanedo, coordinadora de Migraciones de Entreculturas.

EEUU lleva la inmigración en su ADN reciente. Levantar muros traiciona su memoria histórica"

Además, destaca Manzanedo cómo Trump está traicionando los valores sobre los que se ha construido su país. "EEUU lleva la inmigración en su ADN más reciente. Levantar muros traiciona su memoria histórica. El país que hoy cierra fronteras es, en gran parte, un país de migrantes. La migración ha sido muy positiva para EEUU", añade la experta.

Desde México, donde suelen decir "Muéstrame una cerca de diez metros de altura y yo le enseñaré una escalera de 11", José Luis González Miranda, coordinador en Comalapa (Chiapas) de la atención a migrantes del Servicio Jesuita, explica: "La mayor consecuencia será el mayor odio a Estados Unidos y por lo tanto un aumento de la inseguridad, es decir, el tiro por la culata... Al frenarse la migración esta región se convertirá en una olla a presión, aumentada por las deportaciones". Añade González Miranda que los estadounidenses saldrán perjudicados porque "los productos hechos en países del norte, con mejores salarios y prestaciones sociales, saldrán más caros y se venderán menos. Saldrá ganando China".

Las economías de México y EEUU están entrelazadas por una balanza comercial de 500.000 millones de dólares, gracias al Tratado de Libre Comercio (NAFTA), que Trump quiere renegociar por estimar que EEUU tiene 60.000 millones de descompensación. "Hoy México es el segundo destino de las exportaciones estadounidenses y seis millones de empleos de EEUU dependen del comercio con México. El 40% de los componentes de productos mexicanos que se exportan a EEUU proceden de allí y regresan con valor agregado. Ambas economías están tan profundamente imbricadas que el muro aparece más como un símbolo del mensaje xenófobo de Trump que como un instrumento práctico", explica el argentino Julián D'Angelo, investigador experto en Responsabilidad Social y Sostenibilidad.

En realidad, la migración mexicana a EEUU está en niveles históricamente bajos. Actualmente hay unos 12 millones de personas nacidas en México que residen en el vecino del norte. Según el Pew Research Center, el flujo migratorio se ha revertido y hay más mexicanos saliendo de EEUU que entrando. Sánchez Barricarte destaca a este respecto cómo "cuanto más férrea es la frontera, más permanecen los inmigrantes en el país de acogida". En los últimos cinco años, de los inmigrantes llegados a EEUU un tercio procedía de América Latina, y sólo un 12% de México. Sin embargo, el 45% de los llegados en estas fechas procede de Asia, sobre todo de India, China y Filipinas.

México actúa desde hace años como el verdadero muro de contención de los flujos migratorios de Centroamérica"

Destaca D'Angelo cómo México es además el país que más deporta inmigrantes. Sólo en 2016 deportó a unos 165.000 migrantes centroamericanos, sobre todo de Honduras, Guatemala y El Salvador. "México está funcionando desde hace años como el verdadero muro de contención de los fuertes flujos migratorios que en realidad llegan de Centroamérica y sólo atraviesan México como paso hacia un futuro mejor", explica D'Angelo.

Por esa razón, el ex ministro mexicano de Exteriores, Jorge Castañeda, afirmaba en The New York Times: "México tiene muchas cartas bajo la manga... Veamos si su muro mantiene fuera a los terroristas, porque nosotros no lo haremos". Castañeda recordaba que desde tiempos de Pancho Villa la frontera sur permanece en paz. "Eso es oro molido en este y cualquier mundo... El mejor argumento de México es: 'No te metas con eso'".

Un mundo con más muros que puentes

Pero el muro que pretende ampliar Trump es uno más en un mundo que prefiere las alambradas a los puentes. El profesor de Geografía Reece Jones, de la Universidad de Hawaii, contaba en su libro Border Walls: Security and the War on Terror in the United States, India and Israel hasta una treintena de nuevos muros y vallas desde la caída del Muro de Berlín. "Se han levantado tanto en regímenes totalitarios como en democracias, incluidas India, Tailandia, Israel, Sudáfrica y la Unión Europea. Se justifican en nombre de la seguridad: el país dice protegerse así de terroristas, carteles de la droga, insurgentes, suicidas, que proceden del otro lado", señala Jones.

Muchas de ellas, añade, lo que marcan realmente es "la desigualdad en la riqueza y el bienestar entre dos países vecinos", en palabras de Jones. En el caso de México es así, también en Melilla, donde se levanta el muro que separa Europa de África, una triple valla de más de seis metros de altura rematada con alambre de espino. También España construyó a finales de los 90 una valla con concertinas. Marcan una de las fronteras más desiguales del planeta.

La lista de muros, vallas, paredes, franjas, grietas, es larga. Hasta 50 en todo el mundo, según los expertos. Desde el Sáhara, hasta las dos Coreas, Cisjordania, Chipre, India y Pakistán, o entre Kuwait e Irak. Y en Europa. La Europa de Schengen, ese sueño sin fronteras, ha levantado vallas y verjas en los últimos tiempos en Grecia, en Hungría, y ha externalizado sus fronteras lo más lejos posible para evitar que los refugiados procedentes de la guerra en Siria, en Irak, en Afganistán, lleguen a sus hogares.

"Los europeos, que han sufrido dos guerras mundiales, y aquí en España una guerra civil, y cuyos antepasados se vieron obligados a dejar sus casas y fueron acogidos generosamente en otros países, ahora dan el portazo a los refugiados. A corto plazo supone un desafío la acogida de decenas de miles de personas, como hizo Angela Merkel en Alemania al principio, pero a medio y largo plazo es gente especial, emprendedora, que tiene mucho valor, y que sólo busca una oportunidad para vivir mejor", afirma Sánchez Barricarte.

Según Christopher Catambrone, miembro de Migrant Offshore Aid Station, la UE prevé que en 2017 hayan llegado tres millones de refugiados e inmigrantes a su territorio. "La realidad es que esas personas no restan, sino que suman a la economía, Sí, será difícil al principio, pero van a formar parte del futuro de Europa, nos guste o no".

El pensador Zygmunt Bauman dedicó su último ensayo, Extraños llamando a la puerta, a abordar el tema de la migración en la actualidad. Nos dejó este testimonio como legado: "La erección de muros con los que parar a los migrantes para que no 'entren en nuestros propios patios traseros' guarda un ridículo parecido con aquella historia sobre Diógenes, a quien vieron un día haciendo rodar la tinaja en la que vivía de un lado a otro por las calles de su Sinope natal. Cuando le preguntaron la razón de tan extraño comportamiento, respondió que al ver a sus vecinos parapetando con barricadas las puertas de sus casas y afilando sus espadas ante la inminente ofensiva de las tropas de Alejandro de Macedonia, pensó que de alguna manera tenía que contribuir él también a la defensa de la ciudad".