Al menos 200 muertos y cientos de heridos por una avalancha tras el desbordamiento de tres ríos que destruyeron varios barrios de la ciudad de Mocoa, capital del departamento de Putumayo en el sur del Colombia.

Juan Manuel Santos llegó al lugar para supervisar las operaciones de socorro y en su declaración dijo que "es posible que el número de víctimas aumente" porque hay mucha gente todavía desaparecida, si bien no facilitó una cifra al respecto, ya que señaló que todavía se estaban haciendo recuentos.

"Todavía no lo tenemos (el número de desaparecidos), pero el número de fallecidos, la rapidez con la que ha crecido ha sido impresionante. Eso le parte a uno el corazón, por eso lo que estamos haciendo es ir a esas familias y decirles que aquí estamos", agregó Santos.

Preguntado acerca de si se puede descartar una nueva avalancha, dijo que no es responsable negar esa posibilidad, pero afirmó que piensan que "las lluvias no van a ser tan intensas como ayer", lo que limita la posibilidad de que haya más aludes.

"Hacía más de 25 años que no llovía de forma tan intensa, son fenómenos que se repiten cada mucho tiempo", agregó Santos que hizo un llamado a la calma. El gobernante achacó la catástrofe, que calificó como "producto de la naturaleza", al cambio climático y destacó que el viernes había llovido en Mocoa cerca de un 45% de lo que normalmente llueve en un mes.

Asimismo, detalló que la mitad del departamento está sin luz, por lo que las autoridades han dispuesto una serie de plantas para que haya acceso a la energía. También comentó que existe un problema con el agua puesto que las tomas fueron destruidas y han dispuesto de 20 'carrotanques' que lleven agua a la ciudad.

En este sentido también comentó que en este momento hay diez niños en Mocoa bajo la autoridad del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) que todavía no han encontrado a sus familias y se encuentran en la sede de la entidad, donde reciben atención.

La tragedia en Mocoa se produjo cuando un fuerte aguacero aumentó el caudal de los ríos Mocoa y de sus afluentes Sangoyaco y Mulatos, cuyo desbordamiento provocó una avalancha de agua y piedras que se llevó todo lo que encontró a su paso.