La participación sigue siendo la clave. Después de un día y dos actos de presentación pública de la Ley de Referéndum de Autodeterminación de Cataluña explicando que el texto tiene todo el amparo legal posible en la Declaración Universal, Carles Puigdemont ha reclamado una participación masiva para validar la consulta independentista convocada para el 1 de octubre.

"El día 1 habrá un voto decisivo" ha proclamado el presidente catalán, convencido de que "no hay ningún poder del Estado español que pueda frenar" una participación masiva. Puigdemont ha augurado "riesgos" y actuaciones contra los funcionarios, empresas privadas o instituciones que participen en la organización de la consulta, pero ha asegurado que el Gobierno no podrá frenar un resultado avalado por una participación masiva.

Puigdemont ha advertido además contra la tentación de dejarse vencer por la oposición del Estado argumentando que "resignarnos tiene un precio mas alto y duradero, lo pagaran las generaciones futuras". Si renunciamos a este poder, ha añadido "si dejamos que la herramienta del referéndum no sea validad porque la gente no se la cree y no va a votar, si las urnas no se llenan, el Estado hará como siempre y no acabaremos con el juego sucio, no habrá separación de poderes, no tendremos respeto, ni las infraestructuras que necesitamos".

Juego sucio del Estado

Del juego sucio del Estado se ha encargado el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, quien ha asegurado que el único elemento anormal del referéndum -la tesis de la campaña que inician hoy las fuerzas soberanistas es que se trata de una convocatoria normal y con todas las garantías- será "la oposición descarnada del Estado que usará las herramientas supuestamente legales y las vinculadas a la guerra sucia y las cloacas" para impedir su celebración.

Frente a esas anunciadas agresiones, Junqueras ha asegurado ofrecer más garantías democráticas que nadie, para "ser un ejemplo de democracia para todos los demócratas de Europa y el mundo, que encuentren un ejemplo de esta radicalidad democrática, de la voluntad de someterse a la voluntad expresa de los ciudadanos en momento en que hay tanta distancia entre instituciones y ciudadanos".

El líder de Esquerra ha defendido la legitimidad de la consulta en "el 80% de ciudadanos de Cataluña que quieren votar y dicen que este resultado tiene q ser respetado, y en el 90% de ayuntamientos comprometidos con el referéndum". Pero también por la legitimidad que a su jucio les otorga "la voluntad de poner el futuro en manos de los catalanes, que se deriva de la convicción de que está mucho mejor en manos de los catalanaes que en manos de un Estado que no quiere que los ciudadanos de Cataluña voten". Negativa que Junqueras interpreta como la demostración de que "no les importa lo que los ciudadanos de Cataluña piensan, quieren o votan".

No habrá choque de trenes

Puigdemont se ha mostrado convencido de que el 1-O "no habrá choque de trenes, habrá un tren que se quedará en vía muerta, que es el del mantenimiento del statu quo y otro que seguirá en marcha" porque si consiguen llevar a cabo el referéndum "incluso si gana el no las cosas cambiarán" ha advertido el presidente catalán. "Un voto soberano también tiene capacidad de cambio" ha concluido, aunque gane el 'no', porque quedaría establecida la soberanía catalana.

Previamente, los líderes del Grupo de JxS en el Parlament, Jordi Turull y Marta Rovira han desgranado de nuevo los artículos de la proposición de Ley del Referéndum de Autodeterminación de Cataluña, incidiendo especialmente en la normalidad y las garantías del proceso, ejemplificadas en la creación de la Sindicatura Electoral catalana y la convocatoria de una "misión de observación internacional, con participación de expertos y personalidades políticas" que "validarán el proceso con el despliegue de centenares de observadores".