"Mamá, no me queda más remedio que denunciarte": así comenzó en 2010 la batalla legal de Inés Elena Madrigal, niña robada, por encontrar a su familia biológica. Una lucha con la que ha ilustrado hoy en el Congreso de los Diputados el drama de la sustracción de niños en España durante cinco décadas.

Aunque la suya es "una historia más entre miles de historias terribles", Madrigal, presidenta de la Asociación de Bebés Robados de Murcia, ha sido la encargada, ante la Comisión de Derechos de la Infancia y Adolescencia de la Cámara Baja, de ponerle palabras al "escándalo" del comercio de seres humanos que se dio en las maternidades españolas desde los años 40 hasta casi el siglo XXI.

"Hoy es un día importante para nuestra causa. Se han estado robando niños impunemente durante cinco décadas y hoy podemos tener un altavoz para que se investigue, porque el Estado ha obviado su trabajo, que es investigar de oficio, y hay muchísimas denuncias que han sido archivadas sin ni siquiera llamar a declarar a absolutamente nadie", ha declarado a los periodistas.

Ella fue un bebé prematuro, por eso la regalaron y no la vendieron: "Creo que era material de desecho, una niña prematura, no era vendible". Nació en la Clínica San Ramón de Madrid y, según ha narrado, el médico Eduardo Vela se la entregó a los que fueron sus padres adoptivos. Antes, le había recomendado a la madre que fingiera un embarazo con cojines.

"Inés Pérez no pudo tener un hijo, tampoco adoptó a un bebé. Era la falsa madre de una falsa vida por obra y gracia del doctor Eduardo Vela. (...) Aunque ella no me parió, yo nací en su corazón", ha contado.

En 2010, al conocer que podía haber sido una niña robada, le comunicó a su madre que la iba a denunciar, única vía para conocer el origen de su vida. En 2011 presentó la denuncia ante la Fiscalía junto a otras 260 personas: todas se archivaron. Así que en 2012 llevó la denuncia al juzgado. Aún está esperando que la audiencia provincial ponga fecha a la vista oral.

Tras contar otros casos de niños robados, ha lamentado que el Estado haya mirado hacia otro lado "durante tantísimas décadas", que durante años los tomaran por "locos, por desequilibrados", que se tratara a las madres como "histéricas", que se les dijera que el dolor las cegaba y por eso creían que les habían sustraído a sus hijos, cuando habían muerto.

Madrigal -que ha recordado que las distintas asociaciones de bebés robados reúnen en España a unos 6.000 casos- ha pedido en el Parlamento que se cree un registro ministerial con las pruebas de ADN de posibles afectados, que los análisis sean gratuitos y que se haga un cruce efectivo de esos datos.

Asimismo, ha solicitado que se ponga en marcha un grupo policial especializado en el robo de recién nacidos, que se impulse una iniciativa ministerial para lograr la apertura de archivos eclesiásticos que pueden "arrojar mucha luz sobre las identificaciones". También ha requerido que haya un fiscal especializado en este asunto y que el Tribunal Supremo pueda unificar los criterios judiciales en la investigación de los casos, para evitar su archivo.

Madrigal ha insistido en que el objetivo de los afectados, padres e hijos, es "encontrar la verdad", encontrarse, no vengarse. "Yo no tengo necesidad de venganza, sólo quiero saber qué pasó, en qué circunstancias me separaron de mi familia biológica", ha detallado.

Lo que desean las madres, ha subrayado, es que sus hijos sepan que ellas nunca los abandonaron. Ha recordado que son víctimas de crímenes contra los derechos humanos y que es necesario que "se haga justicia pase lo que pase y le pese a quien le pese". "Si nuestras madres viven y algún culpable sigue vivo, es justo que pague por atribuirse las competencias de un dios. (...) El robo de niños en maternidades españolas debe avergonzarnos a todos", ha sostenido.

Madrigal también ha recordado y lamentado que la presidenta de SOS Bebés Robados Almería, María Ascensión López, afronte una pena de cárcel por acusar a una monja de haber organizado su robo. Desde los distintos grupos parlamentarios han lamentado que el sistema democrático no haya sabido dar respuesta a estas reivindicaciones.