El procés ha hecho daño en el tejido empresarial catalán. Es indudable con sólo mirar a la fuga de empresas: 2.966 se han llevado su sede social fuera de Cataluña desde la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre. El movimiento espanta al dinero. "La inversión china huye de Cataluña, a la espera del 21-D", decía esta semana en una entrevista con El Economista la representante de una de las mayores consultoras que actúan de nexo de unión con el gigante asiático.

Entre los que optan por quedarse, abunda el escepticismo. El Índice de Confianza Empresarial recoge cada tres meses las opiniones de los gestores de los establecimientos sobre la marcha de su negocio para cada trimestre pasado y sobre sus expectativas para cada trimestre entrante. Y el de Cataluña, en el último trimestre registrado, ha caído un 2,2%. El doble que en el resto de España, donde bajó un 1,1% lastrado por el desafío independentista.

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Asociar estas caídas a la inestabilidad en Cataluña no es gratuito. En los últimos 12 trimestres registrados, la confianza empresarial en la región ha crecido en nueve ocasiones. Y la vez que más se desplomó fue en el primer trimestre de 2016 (-2,7%), coincidiendo con la situación de ingobernabilidad producida tras las elecciones del 27-S de 2015, la investidura de Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat con el apoyo de la CUP y el pistoletazo de salida a la hoja de ruta independentista.

Es fácil trazar el paralelismo con la situación en el resto de España, porque en el global del país este índice sólo ha caído dos veces. En el primer trimestre de 2016 (-1,3%) y ahora (-1,1%).

Durante los últimos tres meses, todos los sectores han tirado hacia abajo de la confianza empresarial en Cataluña, pero especialmente la Hostelería, donde se desplomó un 5,5%. Por tamaño de las compañías, las menos optimistas son las que cuentan con entre 200 y 999 trabajadores: su confianza disminuyó un 6,6% a causa del procés.

Los empresarios catalanes, de los más optimistas

Sin embargo, no todos los datos son tan negros para el empresariado catalán. En primer lugar, porque el ICE de la comunidad (140,6 puntos) sigue siendo superior al del conjunto de España (135,4). Ocupa el quinto puesto en el ranking nacional, tras Castilla-La Mancha, Cantabria, Castilla y León y Baleares. Y porque los dueños de sus negocios son de los más optimistas respecto a lo que está por venir.

Según los datos del INE, el 27,4% de los empresarios catalanes son optimistas respecto al trimestre que entra, un 61,4% piensan que no habrá cambios significativos en la marcha de su empresa y sólo un 11,6% son pesimistas. La única comunidad con un saldo más favorable (optimistas-pesimistas) es Canarias, mientras Cataluña prácticamente triplica el resultado del conjunto del país.

Esto puede interpretarse de varias maneras: o bien son optimistas con los resultados del próximo 21-D, o bien hay una importante cantidad de sectores ajenos a los vaivenes políticos del independentismo.

En cualquier caso, los datos son similares si se mira hacia el pasado: el 28,1% de los empresarios valoran como 'favorable' la marcha de su negocio en los últimos tres meses, el 59% la consideran neutra y sólo el 12,9% la tachan de desfavorable.