Es la puerta de entrada a Europa para miles de inmigrantes tras una larga odisea. Muchos nunca llegan hasta ella, pierden la vida en el camino. La marea de inmigrantes que logra poner suelo en Europa es apenas una parte de ella. Pero en el caso de nuestro país, no deja de aumentar. Melilla y su centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) ha atendido sólo en los dos últimos años a más de 10.000 inmigrantes, hombres mujeres y niños desesperados por buscar refugio en nuestro país o en otros Estados Europeos y a los que se les brinda una primera atención de urgencia. De todos ellos, cerca de la mitad, uno de cada dos, es de origen Sirio.

Pese a las sucesivas ampliaciones de este centro de acogida a inmigrantes la saturación de sus instalaciones es constante. El año pasado sólo durante el mes de junio el CETI de Melilla estuvo por debajo de su capacidad prevista, fijada en 796 personas. El nivel de llegada de inmigrantes necesitados de atención se elevó incluso hasta casi duplicar su ocupación máxima en diciembre pasado, cuando el centro dependiente del Ministerio de Empleo y Seguridad Social asistió a 1.415 personas, según datos del Gobierno.

El centro tiene una capacidad de 795 plazas. En 2017 las superó todos los meses. Desde agosto su ocupación rebasa las 1.000 personas

El centro, inaugurado en 1999, se ha quedado pequeño. Las 350 plazas con las que fue inaugurado pronto se tuvieron que ampliar y hoy, pese a disponer de más del doble de camas, e incluso haberse habilitado para que en situaciones de necesidad pueda acoger cerca de 1.,000 personas, habilitando las zonas comunes, no da abasto. Desde agosto de 2017 el CETI de Melilla ha tenido que dar asistencia a más de un millar de personas cada mes.  A todos ellos se les ofrece servicios básicos de alojamiento, vestuario, manutención, limpieza e higiene y seguridad, a los que se suman servicios especializados como programas sanitarios, de formación, actividades de ocio, deporte y cultura, asesoramiento jurídico e intervención social.

Un 20% más de niños

Respecto a hace dos años, en 2017 el número de llegadas de inmigrantes al centro se ha incrementado en solo un año en un 16%. Especialmente llamativo es el repunte registrado en la llegada de niños en pateras y a través de otros canales organizados por mafias. Hasta diciembre pasado en Melilla habían recalado un 20% más de menores que en 2016, en total 1.442 niños. De todos ellos, la escolarización a finales de enero de este año apenas se había ejecutado en 170 casos.

Un porcentaje similar al que ha crecido la llegada de mujeres, que superaron por poco el millar. Los varones, sin embargo, continúan siendo el mayor número de inmigrantes, 3.033 el pasado año.

Un pequeño centro melillense se convierte en un catálogo de vidas de horror y miseria, de personas afectadas por verdaderos traumas vitales y ante los que se cuenta con recursos más bien limitados. Actualmente, para los cerca de un millar de niños, mujeres y hombres que casi a diario conviven en este centro sólo se dispone de dos médicos, nueve facultativos de Enfermería y dos psicólogos.

Sólo en los últimos dos años el CETI de Melilla ha tramitado 5.800 peticiones de asilo

A la variedad de circunstancias personales se suman las culturales. A diario en sus instalaciones conviven hasta 39 nacionalidades, con los Sirios como población principal –cerca de 2.600 a finales de 2017-. Tras ellos se sitúan los inmigrantes procedentes de Argelia, Guinea Conakry y Marruecos. Todos ellos ansían en poder ser acogidos en nuestro país o en algún otro estado europeo. Las peticiones de asilo sólo el año pasado aumentaron un 18%. Entre los que fueron ingresados en el CETI de Melilla se formalizaron 3.146 peticiones de asilo. Según se responde en varias respuestas del Ejecutivo a preguntas de EH Bildu en el Senado, más de la mitad de los inmigrantes tramitan peticiones de asilo. En sólo dos años se han presentado más de 5.800 peticiones de asilo.

En el centro mujeres y niños comparten un área del centro, mientras que los hombres lo hacen en las habitaciones de hasta ocho plazas reservadas para ellos. Las personas beneficiarias de los CETI, ingresan en los mismos por voluntad propia y pueden solicitar su baja voluntaria en cualquier momento en que lo deseen. Además, son libres de acceder y salir de él.