Manuel Valls ha decidido pasar al ataque. Tras la oficialización de su candidatura de anoche, esta mañana ha aprovechado la presentación de su plataforma "Barcelona, capital europea" para responder a los ataques y descalificaciones que su lanzamiento ha acumulado en las últimas horas.  No ha aclarado quiénes serán sus compañeros de lista, pero sí ha anunciado un gran acto de presentación en noviembre, en el que confía poder dar más detalles en ese sentido.

El candidato ha entrado de lleno en el debate político catalán respondiendo a las críticas lanzadas en las últimas horas por el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Valls se ha presentado como "el candidato de la moderación" y ha prometido respeto para todas las opciones políticas, pero ha devuelto los ataques y reivindicado su historial como político progresista.

"El balance se tiene que hacer del ayuntamiento actual", ha respondido a quienes le acusan de buscar en Barcelona una vía para su reciclaje político. "Respeto a la señora Colau", ha añadido respondiendo a las críticas de la alcaldesa, quien le ha acusado de ensuciar la imagen de la ciudad. "Ser alcalde no es fácil, gestionar una ciudad, sobre todo cuando no estás preparado, no es fácil, resolver problemas cuando dijiste que lo solucionarías todo no es fácil".

El ex primer ministro francés ha lamentado en este sentido que la alcaldesa se niegue a ver los problemas reales de la ciudad, al acusarle de magnificarlos, y ha apuntado también a quienes critican su procedencia. "Es extraño que la gente que se dice abierta no se felicite porque un franco-español pueda, como catalán, español, francés, y europeo, ser candidato en Barcelona".

Es extraño que la gente que se dice abierta no se felicite porque un franco-español pueda ser candidato en Barcelona", ironiza Valls

Se ha revuelto además contra la acusación de ser "el candidato de los ricos". "Casi siempre he vivido de cargos públicos, servir al interés general es mi vida, y todo el mundo sabe cuánto gana un diputado o alcalde", ha apuntado. "No les voy a hablar de la pequeña pensión de mi madre o mi hermana", ha concluido para dejar claro que su patrimonio personal es público y desmarcarse de la imagen de elitismo y de candidato de la derecha que le atribuyen desde el independentismo y el colauismo.

Por contra, ha reivindicado su pedigrí como político de izquierdas y ha recordado que en Evry gobernó "siempre con socialistas, comunistas y ecologistas, a lo mejor soy demasiado rojo para ustedes", ha ironizado.

Además, ha lamentado la estrategia de "buscar enemigos, para unos los emigrantes, para otros Bruselas, para otros los ricos, o la gente de las empresas o el turismo. El debate político buscando siempre enemigos es insoportable, no tengo enemigos en este debate".

"Serán los barceloneses los que tendrán la última palabra, son ellos los que escogen al futuro alcalde", ha concluido, tras defender su alianza con Cs y negar rotundamente que sea "un partido de extrema derecha".

Ciudadanos "son liberales a nivel económico, toda Europa es así", ha argumentado, y defienden la unión de España. "Me parece que Josep Borrell también es muy contundente con este tema, y hombres muy de izquierdas como Alfonso Guerra tienen una posición muy clara" en este sentido, ha añadido para rechazar que defender la unidad de España signifique ser de derechas.

Sigue apelando al PSC

Valls ha recordado que en cuestiones como el matrimonio homosexual la postura de Cs es muy progresista y ha lamentado que "estas palabras que se emplean aquí: ultraderecha, franquista, facha; o eres independentista o eres facha, eso no es la verdad". Por todo ello, ha agradecido el apoyo del partido de Albert Rivera y se ha dado tiempo para incorporar a socialistas y populares a su plataforma.

"La gente de izquierdas en Barcelona sabe quién soy y sabe que mi proyecto será moderado", ha apuntado tras recordar que "todavía quedan muchos meses para las elecciones".

Valls ha insistido además, como hizo ayer, en que la capital catalana va a ser su prioridad y que intentará desmarcarla de la batalla independentista. "La opción es ser capital imaginaria de una república imaginaria o lo que yo ofrezco, una capital abierta, una ciudad con una marca global increíble, donde el bilingüismo debe ser una fuerza, no un problema".