A veces es suficiente con anunciar un cambio legal para que empiece a surtir efecto, sin necesidad de esperar a aplicarlo. Por eso los gobiernos –también el de Pedro Sánchez- en ocasiones desvelan el contenido de las medidas políticas en las que trabajan, con el objetivo de ir dando señales a los afectados e ir adelantando el impacto que se pretende con la reforma.
Así sucedió cuando el pasado septiembre la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, reveló en el Congreso de los Diputados su intención suspender el impuesto del 7% con el que se grava toda la generación eléctrica.
Sólo con anunciarlo, los mercados de futuros –en los que se compra y vende electricidad por anticipado poniendo fecha a la entrega y anticipando el precio previsto para ese momento- empezaron a enfriarse, después de semanas anticipando fuertes subidas hasta fin de año.
El Gobierno, como parte de su estrategia para frenar las subidas de luz, aprobó el pasado viernes la anunciada rebaja del impuesto del 7% a la generación y de manera inesperada también una exención del impuesto de hidrocarburos –el mal llamado céntimo verde- a la producción eléctrica para conseguir singularmente rebajar el precio al que producen las centrales de gas natural, la tecnología más cara.
Además, el Gobierno ya ha advertido de que estas medidas no son más que un plan urgente para afrontar la espiral alcista en que se había embarcado el mercado eléctrico mayorista, conocido como pool y en el que eléctricas y traders comercian con la electricidad que se consumirá en principio al día siguiente.
Y es que el Ejecutivo ha confirmado que prepara auténticas reformas estructurales sobre el funcionamiento mismo del mercado, sobre la fijación de los precios, sobre la fiscalidad del sector y sobre el almacenamiento, que se aprobarán en los próximos meses. La aprobación de las medidas y la advertencia de que vendrán otras reformas han agudizado la moderación de los mercados de futuros.
A principios de septiembre, antes del primer anuncio de la ministra, el mercado eléctrico amenazaba con desbocarse, con los futuros anticipando un último trimestre del año con precio de 76 euros por megavatio hora (MWh). Según datos de la agencia especializada Montel, ahora, tras esa suerte de efecto Ribera de las últimas semanas, los futuros para noviembre y para diciembre se sitúan muy por debajo, entre los 67 y los 68 euros por MWh.
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