El conseller de Interior de la Generalitat, Miquel Buch, ha defendido la actuación de los Mossos d'Esquadra en los incidentes del 29 de septiembre y el 1 de octubre en Barcelona y Girona en una comparecencia parlamentaria que no ha contentado a ningún grupo de la oposición. Buch ha defendido la decisión de replegar a los mossos a las puertas del Parlament y se ha felicitado porque "el 29 y 1 se garantizó la libertad de expresión en Cataluña una vez más".

En una tensa comparecencia seguida con atención por representantes de los sindicatos policiales, Buch ha argumentado que "el repliegue estratégico" de  los mossos "permitió comprobar con hechos las intenciones de algunos manifestantes que rompieron cristales e intentaron entrar en Parlament" y ha confirmado que fue entonces cuando se decidió autorizar "la maniobra de dispersión" a las puertas de la Cámara catalana. El conseller se ha referido así al criticado dispositivo del 1-O, cuando no pudieron impedir el asalto al Parlament por las ordenes de no cargar contra los manifestantes.

Unas "ordenes políticas" que contradecían el criterio profesional de los mandos operativos de la policía autonómica, según han denunciado los portavoces de C's, Matías Alonso, y PSC, Carles Castillo. Este último ha pedido repetidamente a Buch que aclarara si los mandos políticos se negaron a autorizar las cargas en varias ocasiones, como han denunciado diversas fuentes sindicales, pero el conseller se ha negado a responder a esa pregunta alegando que no tenía los datos.

De hecho, el conseller ha llegado a asegurar que si no se hubieran producido destrozos no habrían intervenido para disolver a los manifestantes a las puertas del Parlament. "Si hubiera habido una actitud de gente gritando y cantando qué problema habría habido" se ha preguntado Buch en referencia a los manifestantes que rompieron el cordón policial para ocupar la cámara. "Esta casa está ocupada por representantes de la gente, pero quien tiene la soberanía es la gente. Si ellos vienen a criticar y gritar no tengo ninguna razón para coartar esa crítica" ha defendido.

Buch sí ha reconocido que el balance del 1-O fue de 33 mossos heridos, 15 agentes de la Brimo y 18 de la Arro, aunque "ninguno tuvo que pedir la baja" ha aclarado. Lo ha hecho después de que Castillo le recriminara haber utilizado a agentes de calle en la contención de los manifestantes del Parlament. "Los patrulleros no son los chicos para todo, parece que se les llevaba al matadero en ese caso, sin medios ni formación adecuada" ha lamentado el portavoz socialista.

Bronca con la CUP

El intercambio más tenso ha sido, sin embargo, con la portavoz de la CUP, María Sirvent, quien ha acusado al conseller de dar un trato de favor al unionismo e identificar solo "a los defensores de los derechos civiles". "Para un grupo que ante dos atentados, cuando se tuvo que abatir dos terroristas habla de ejecución extrajudicial supongo que el modelo de seguridad es no tener policía" ha ironizado Buch en una respuesta que ha llevado a Sirvent a acusar al conseller de paternalismo y ha recriminarle que no prohibiera la manifestación de Jusapol por el centro de Barcelona.

El popular Alejandro Fernández, por su parte, ha recriminado a Buch que el independentismo ha socavado en los últimos años dos principios básicos en la democracia:  el principio de autoridad y que solo las fuerzas y cuerpos de seguridad tienen el monopolio de la fuerza, sometido al escrutinio de la justicia. "Están destruyendo el prestigio de la policía" ha lamentado, "bajo su mandato los mossos han sido criminalizados, sin una muestra de apoyo en aquellos días, solo tuit de Torra diciendo que investigaría a los mossos".