El paladio se está ganando a pulso competirle al oro la condición de metal precioso por excelencia. El metal áureo no está viviendo, ni mucho menos, un mal año. Acumula unas ganancias próximas al 13%, que le sirven para moverse al filo de los 1.500 dólares, una barrera que ya superó el pasado septiembre, registrando sus niveles más elevados desde 2013.

Pero estas cifras empequeñecen si se comparan con el recorrido del paladio, que se ha consolidado como una de las grandes inversiones del año. Este metal de color blanco plateado ha firmado desde el inicio de 2019 una revalorización superior al 50% y llegó a cotizar este martes por encima de los 2.000 dólares por onza, una barrera que el oro no llegó a tocar ni siquiera en el mejor momento de su historia.

El alza del paladio ha estado favorecido en los últimos tiempos por una serie de huelgas en las minas de Sudáfrica, de donde se extrae hoy en día alrededor del 40% del nuevo suministro. Pero la remontada de este metal de transición está lejos de deberse a un mero factor puntual; no en vano, acumula una revalorización que supera el 250% en los últimos cuatro años.

La demanda de este metal por la industria del motor ha motivado una escalada superior al 250% en cuatro años

El paladio se ha visto favorecido en los últimos años por los acontecimientos más recientes en la industria del automóvil. Las regulaciones más estrictas en términos de emisiones tanto en Europa como en China han impulsado la demanda por parte del sector del paladio, que es utilizado en el desarrollo de catalizadores, que tienen la función de disminuir las emisiones de los vehículos.

Además, la renovada preferencia de los usuarios en Europa por los vehículos de gasolina en detrimento de los diésel también favorece al metal, ya que los catalizadores de los primeros suelen contar con una carga mayor de paladio que los diésel, en los que se impone el platino -cuyo precio ha tenido un comportamiento mucho más modesto en los últimos tiempos.

Este escenario ha llevado a algunas firmas a plantear la posibilidad de que el paladio mantenga la senda alcista en los próximos años. Así, desde Citi llegan a plantear la posibilidad de que el paladio alcance los 2.500 dólares por onza durante el primer semestre de 2020.

Generalmente, las escaladas de las materias primas mueren de éxito; es decir, el auge de los precios motiva un incremento de la producción que acaba provocando un incremento de la oferta que arrastra los precios a la baja. Sin embargo, en el caso del paladio no parece que este escenario pueda darse a corto plazo, ya que el mercado acumula ocho años de escasez de oferta frente a una demanda creciente y no se espera que se ponga en marcha una nueva mina de extracción de paladio en un horizonte próximo.

Tampoco parece previsible, a medio plazo, que la industria del motor pueda suplir el paladio utilizado en los catalizadores por otros metales ni que los vehículos eléctricos -que carecen de este elemento- vayan a alcanzar una cuota de mercado significativa que frene la demanda de paladio a medio plazo.

Con todo, son muchas las firmas que dudan de que este metal pueda seguir estirando una remontada como la registrada en los últimos años y, de hecho, la mayor parte de las entidades consultadas por FocusEconomics esperan que el metal estabilice sus precios el próximo año en el entorno de los 1.500 dólares por onza.

"Si los precios se movieran en línea con la demanda de 2009 a 2021, el paladio estaría justo por debajo de 1.500 dólares por onza a fines de 2021", señalan los analistas del banco holandés ABN Amro, quienes no descartan que la cotización del metal se encuentre actualmente en territorio de burbuja. "Nosotros seguimos pensando que los aumentos de los precios del paladio no están justificados por los fundamentos y que los precios retrocederán", añaden, situando un precio objetivo para el metal de 1.450 dólares a finales de 2020.