El 27 de marzo la Lliga y Lliures formalizarán su unión en un congreso fundacional con el que esperan lanzar su candidatura para ocupar, en las próximas elecciones autonómicas el centro político catalán. Quim Torra parece dispuesto a darles una tregua hasta el próximo otoño -para dar margen a JxCat a reordenar su propio espacio- lo que permitirá a los impulsores del proyecto centrista catalán sumar fuerzas con el objetivo de lanzar un nuevo partido catalanista, no independentista y que priorice el eje ideológico derecha-izquierda por encima del debate secesionista.

La clave, en la definición de este espacio, será definir si deben buscar únicamente el espacio abandonado por CDC o se deciden por atacar también el espacio dejado huérfano por Cs. El partido de Inés Arrimadas obtuvo en las elecciones autonómicas del 21D de 2017 más de un millón de votos en Cataluña. El pasado 10N, sin embargo, los naranjas fueron la última fuerza de las que obtuvieron representación en Cataluña con 216.000 votos.

Según un sondeo realizado por la Lliga, la sangría de voto de ciudadanos se mantendrá en los próximos comicios. El partido de Arrimadas apenas retendría algo más del 20% de los votos obtenidos hace dos años y medio, con una fuga entorno al 15% al PSC y de algo más del 10% a PP y Vox. En torno a un 40% del voto obtenido el 21D por Arrimadas amenaza con quedarse en casa en los próximos comicios, una previsión que, de cumplirse, garantizaría la mayoría absoluta de las fuerzas independentistas.

Los resultados de esta muestra interna casan con los del último barómetro del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO), según el cual Cs tenía un escasísimo 34% de fidelidad de voto, frente a índices de fidelidad en torno al 70% en el resto de los partidos, excepto el PP, que se queda con un 41%. El sondeo de Gesop para El Periódico de este febrero confirma también que el partido naranja retiene solo el 31% de sus votantes, y buena parte de sus antiguos apoyos se van a la abstención. De cumplirse esta predicciones, la desmovilización de antiguos votantes de Cs podría servir a la postre para garantizar una nueva mayoría absoluta al independentismo.

Mayoría independentista

Ese es uno de los escenarios que se propone impedir la nueva formación, que aspira a sumar además de las dos nuevas marcas nacidas a raíz del proceso independentista -la Lliga de Astrid Barrio y los Lliures de Antoni Fernández Teixido y Roger Montañola- junto a Units, herederos de Unió ahora coaligados con el PSC en el Parlament y el Ayuntamiento de Barcelona. El grupo aspira a contar también con parte de los críticos del PDeCat que rechazan la deriva independentista de Carles Puigdemont y buscan la formación de un nuevo espacio, agrupados de momento en la plataforma de Poblet, a la que se incorporaron nombres como Carles Campuzano o Marta Pascal.

La clave, advierten los impulsores de este nuevo espacio, es unir bajo unas únicas siglas a todos los descontentos de la antigua CDC que no entienden la deriva ideológica de JxCat. La subida de impuestos de los últimos presupuestos de la Generalitat, el decreto de admisión escolar que supone un ataque a la línea de flotación de la escuela concertada o el nuevo decreto del alquiler, que legaliza la okupación, abonan ese descontento. Pero la duda es hasta qué punto se puede optar a recuperar también el voto perdido de Cs, que están convencidos de que no servirá para dar al PSC una opción ganadora en las elecciones catalanas.

En estudios cualitativos, recogen la preocupación de los votantes constitucionalistas ante el nuevo Gobierno PSOE-Podemos y su dependencia de ERC. Incluidos votantes del PSC, aunque este partido es el único junto a Vox que crece de forma destacada en intención de voto dentro del bloque no independentista.