Según el hadiz las señales de un hipócrita son tres, cada vez que habla miente; cada vez que promete, rompe su promesa; y, cada vez que alguien confía en él, traiciona su confianza. Suele ser alguien que se desvía de la verdad cuando se discute o que incumple lo pactado. 

Descuiden, no voy a romper mi barbecho para escribir sobre política doméstica. No merece la pena mancharse con una realidad que provoca un hastío capaz de arrasar cualquier tipo de iniciativa creativa. Cierto es que los regidores actuales responden bastante fehacientemente a las características mencionadas en el párrafo anterior. Tampoco los de más a la derecha es que se hayan lucido, empezando por los de naranja, que decidieron pegarse un tiro cuando pudieron gobernar en coalición disfrutando una mayoría absoluta con el PSOE, sin injerencias de nacionalistas, anti constitucionalistas ni bolivarianos. Ni mucho menos los de más a la derecha se están luciendo, más bien se la ponen en bandeja de plata al señor Sánchez para gobernar.

Como decía, me niego a hablar de política. También a hacerlo sobre el coronavirus. Empezó como un ejercicio irresponsable y alarmista por parte de los medios haciendo de altavoz del pánico. Ha acabado con el país colapsado en estado de alarma. Por el camino parece evidente que no informaron adecuadamente de la magnitud del riesgo que corríamos, como el necio, mirábamos al dedo en vez de a la luna. Nadie cuenta los fallecidos por la gripe común o los ictus que se producen cada semana. Ahora toca ser valientes, responsables, solidarios, respetuosos y aguantar en casa hasta que pase la tormenta. Esa es la heroicidad. Como no caben más tontos en este mundo alguno quiere ha querido pasarlo en la playa o en el pueblo. Eso sí, si el número de divorcios aumenta en verano, no me quiero imaginar lo que va a ocurrir ahora. Quince días sin bares, sin fútbol, con los niños en casa… 

Ahora toca ser valientes, responsables, solidarios, respetuosos y aguantar en casa hasta que pase la tormenta. Esa es la heroicidad

La introducción está siendo algo larga esta vez, yo, lo que quería hacer es escribir sobre la buena suerte. Ha caído en mis manos un librito que trata este tema. Yo ya había mostrado en estas líneas continuas referencias a la filosofía cholista sobre el trabajo duro, o, a Picasso con aquello de que la inspiración te coja trabajando. El caso es que Alex Rovira y Fernando Trías de Bes han tenido el acierto, el talento y la inspiración para desvelar las claves de la Buena Suerte y de la prosperidad. 

Mediante una fábula nos demuestran la capacidad que tienen las personas para labrar su propio destino. Básicamente vienen a afirmar que para tener Buena Suerte no basta con esperar, hay que crear las circunstancias para atraerla. La suerte sin más depende del azar y dura poco tiempo. La Buena Suerte la crea uno mismo y no depende del azar, depende de crear las circunstancias. No es algo que se compre, ni existen atajos, se trata de persistir, de trabajar duro, de buscar la parte positiva. Claro que el azar entra en juego, se trata de reducir ese factor creando las circunstancias para mejorar tu vida y la de los que te rodean. 

No tengo muy claro haber estado muy inspirado a la hora de plasmar las ideas del libro, hay muchos sabios que lo han hecho con una simple frase. Por ejemplo, Woody Allen, “el noventa por ciento del éxito se basa simplemente en insistir”, Napoleón, “¿circunstancias? ¿Qué son las circunstancias?¡Yo soy las circunstancias!, o Gary Player, “cuanto más practico, más suerte tengo”. Muchos no estarán de acuerdo, allá ellos. En cuanto al coronavirus, creo que no hay nada que pueda ser más dañino para la salud que ser seguidor acérrimo de mi equipo de fútbol. Que también era el de un amigo lector que ya no está con nosotros. Siempre competitivo, siempre el primero en enviar comentarios a mis artículos, estés donde estés, Alex, te echaremos de menos en las pistas de tenis y en las gradas de los campos de fútbol animando a nuestro Oviedín. En fin, suerte.