La desescalada está siendo un problema para muchos sectores, también para el informativo que lleva más de dos meses siguiendo las comparecencias públicas por videoconferencia. Pero esta semana, con el pase de Madrid a la Fase 1, tanto Moncloa como el PP, han abierto la mano a la posibilidad de ruedas de prensa presenciales con aforo limitado. Moncloa ha establecido una asistencia de un máximo de 16 redactores, de los que sólo preguntarían 8, y cuatro gráficos, que se podrá incrementar en 5o personas cuando llegue la Fase 2.

Quizá la mayor dificultad que presenta asistir a las comparecencias del Gobierno es que a su término no se podrá trabajar en las zonas comunes de periodistas, a pesar de que existen espacios individuales acristalados y otros, como la sala de reuniones informativas y el hall de entrada, bastante amplios. Las restricciones impiden fundamentalmente el uso de las cabinas de radio y los directos de televisión, aunque los redactores de medios escritos podrán terminar en la misma sala de las ruedas de prensa sus crónicas.

Moncloa se queja de que los informadores que cubren habitualmente al Ejecutivo no se ponen de acuerdo para determinar quién acude presencialmente a cada una de sus convocatorias. Cabe reseñar que esta semana va a haber dos consejos de ministros, el ordinario de este jueves y el extraordinario del viernes. Aunque a última hora de este lunes se abría la posibilidad de una vía intermedia para que acudan sólo los 8 redactores a los que se les va a dar la palabra.

Sin problemas en el PP

La falta de consenso contrasta con la organización de la convocatoria de Pablo Casado este lunes. Hora y media antes de la misma se preguntó vía whatapps a los periodistas que cubren PP que podían asistir 15 a una comparecencia presencial y dos gráficos. El aforo no se cubrió pues sólo acudieron unos 10 previo aviso.

Todos ellos tuvieron opción de preguntar directamente al líder del primer partido de la oposición, más otros 6 o 7 que lo hicieron telemáticamente. Incluso hubo después un corrillo con Casado y algún periodista de televisión pudo hacer su directo desde el mismo edificio. Génova proporcionó mascarillas, gel, puestos individuales con un micro plastificado y tomó la temperatura a los informadores según accedían a la sede.