La expectación fue máxima desde que se supo que Los Javis —Javier Ambrossi y Javier Calvo— preparaban una serie con un sospechoso parecido a la historia de las mediáticas Flos Mariae, quienes siempre han marcado distancias con la ficción de Suma Content.

La ficción consiguió toda la atención por el morbo de acercarse a un caso real (y viral), así como por la sensibilidad con la que el dúo de showrunners nos acercaron hace unos años a Cristina Ortiz en Veneno o por cómo crearon unos códigos en Paquita Salas que siguen vigentes y con unos fans que no dejan de clamar por la nueva temporada.

Hoy se estrena el último capítulo de La Mesías en Movistar + y la conversación en torno a ella no ha caído en ningún momento, algo notable teniendo en cuenta que se encuentra en una plataforma de pago y no en la televisión tradicional y lineal.

Con su estreno en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián surgieron unas críticas positivas por parte de los medios especializados que, meses después, replicó la propia audiencia con la emisión de los episodios.

Entre los comentarios más repetidos por los defensores de La Mesías a lo largo de estas semanas ha estado que "no se había hecho nada igual" o que el casting era impecable. Lo que es innegable al margen de fans y detractores que la encuentren pretenciosa es que la serie no encuentra grandes parecidos en otras. Y eso, en la era de los biopics, los remakes y los spin offs en bucle, ya es algo remarcable.

Pese a recurrir a elementos infalibles para encontrar la complicidad en el público, como las alusiones a Sonrisas y lágrimas (como en el primer vestido que diseña Resurrección), la presencia de una Amaia que arrasa en la Generación Z y diálogos tan tiernos como el del capítulo 6 entre Enric Puig Baró/Isaías y Cecilia Puig Baró; la serie cuenta también con algunas apuestas arriesgadas.

Entre ellas está que se dediquen tres actrices al personaje principal, ma malograda Montserrat: Ana Rujas la interpreta en su juventud, desbocada, exuberante y, pese a todo, ambiciosa y cercana.

La siguiente en encarnar a la matriarca es una impecable Lola Dueñas que nos muestra cómo Montserrat paga con sus hijos el verse totalmente sometida, encerrada y alejada de la vida que soñó de niña, pues solo se dedica a gestar… hasta que comienzan sus conversaciones con el mismísimo Dios.

Se convierte entonces en una profeta con alusiones a casos reales, como Amparo Cuevas, la vidente de El Escorial, que llegó a tener estigmas y falleció en 2012; o El Palmar de Troya, que incluso se menciona en la serie, que en esta parte nos ofrece una mirilla a cómo podría ser el día a día en las casas de esos supuestos mesías con línea directa con Dios.

Y, por último, llega Carmen Machi con una Montserrat que, pese a que sigue manipulando y mintiendo a sus hijas, se muestra algo más dulce, conciliadora y resignada ante su temprana muerte.

Mientras que las caras de las actrices y de las niñas cambian, se mantiene el rostro impertérrito de Albert Pla en un personaje terrorífico que no pocos han comparado con José Bretón y en el que resulta difícil imaginar a otro actor.

Una 'girlband' de ensueño y un fenómeno transmedia

En el caso de las Stella Maris, y aunque la aparición de Amaia opaque al resto, cabe reseñar la apuesta por las caras nuevas (aunque en el caso de Irene Balmes, resulte como ver continuamente a su padre, vocalista de Love of Lesbian), ya que, si en algo coinciden los directores y creadores de series, es en la complejidad de trabajar con niños y más cuando no son profesionales.

Destaca también el papel de Cristina Rueda (Aina Puig Baró) en los últimos capítulos, un nombre que puede resultar familiar por su participación en La voz. Además, fue una de las participantes de la séptima edición de Operación Triunfo, a la que entró con solo 16 años.

Como ocurre con Flos Mariae, las Stella Maris han aprovechado las redes sociales para ganar popularidad y que sus pegadizas canciones lleguen a todo el mundo. De hecho, este miércoles, en víspera de estreno, Movistar+ ha compartido un vídeo en YouTube donde vemos a las hermanas anunciando la inminente despedida de Cecilia (Amaia), algo de lo que se sabrá mucho más en el último capítulo:

Con esto colabora también que artistas como Rosalía hayan mostrado en redes sociales su debilidad por la serie. Al margen de la viralización, los momentos delirantes y las canciones, la serie pone sobre la mesa temas universales como la culpa, la castración a la que someten a veces los padres a sus hijos, la manipulación o el maltrato infantil, lo que la eleva a tener tintes sociales sin ser una ficción protesta o de mensaje.

Esto contrasta con las dosis de surrealismo, con esas alargadas y marcianas manos verdes que se retuercen, con la ayahuasca o con los videoclips de electro dance music de las Stella Maris.

¿Y ahora qué? Parece lejos el momento de ver algo similar a La Mesías ya sea por su imaginario o por su presupuesto, pero Los Javis estrenan el próximo 17 de diciembre en Atresplayer Vestidas de azul, que se sitúa dos años después de la muerte de Cristina Rodríguez, La Veneno, cuando Valeria vuelve a Valencia y se encuentra el VHS del documental Vestida de azul, una cinta que narra las experiencias de seis personas trans en la España de principios de los años 80.