Ninguno de los tres perros potencialmente peligrosos del hombre que falleció el domingo en Coslada (Madrid) atacado por uno de sus rottweilers estaba inscrito en el registro municipal que regula la tenencia de este tipo de animales, ni tampoco en el de la Comunidad de Madrid. Tanto el rottweiler que atacó al fallecido como otro de sus perros potencialmente peligrosos contaba con microchip de identificación; no así el tercero, que no tenía microchip subcutáneo, según han informado a Efe fuentes del Ayuntamiento de Coslada.

Los animales fueron retirados en la tarde de ayer de la vivienda del fallecido, en la calle Coberteras, por la Unidad Canina de la Policía Local de Coslada, y traslados al centro de Protección Animal de Mejorada del Campo. La jueza determinó ayer domingo realizar pruebas de ADN a los perros del fallecido para confirmar cuál de ellos había sido el causante de las heridas mortales.

Junto con los tres perros potencialmente peligrosos, la víctima tenía también en su domicilio un galgo, que en su caso sí estaba inscrito en el registro municipal de animales de Coslada, como obliga a todos los propietarios la ordenanza municipal. Mientras que inscribir a un galgo es un trámite gratuito, la solicitud de tenencia de un rottweiler requiere un certificado de no haber sido sancionado anteriormente por infracciones graves o muy graves por tenencia de animales peligrosos y un certificado de antecedentes penales, además del pago de una tasa de 70 euros.

El cuerpo del fallecido está en el tanatorio de Coslada a la espera de la autopsia, informaron a Efe las mismas fuentes. Un vecino de la víctima ha asegurado a EfeTV de que le advirtió de la peligrosidad de estos perros y de la necesidad de "educarlos" ya que, "hacían lo que querían", hasta quitaban "el bocadillo de la mano".

Este hombre afirma haber visto en alguna ocasión cómo Miguel, que era "muy buena gente", les regañaba y los perros le "enseñaban los dientes", tras lo cual le alertó de que estos animales, si se les deja "a su aire, son muy listos" y se hacen "los dueños, ya verás". Según el vecino, "la perra grande" que es la que al parecer "se le tiró" a su dueño, se la regaló un amigo de Miguel hará "uno o dos años", mientras que el otro rottweiler lo crió él desde pequeño.

"No sé qué ha podido hacer para que se le tiraran", aunque esta perra era agresiva "con la gente de fuera. La sacaba con un bozal y cuando veía a la gente tiraba de la cadena" con fiereza, ha añadido.