La vida, a veces, rasga con constrictoras noticias. Loida Zabala (36), deportista de élite con cuatro participaciones en JJOO a sus espaldas (los últimos en Tokio 2021), y su madre quedaron "literalmente en shock" el pasado 28 de octubre. La desabrida comunicación más que un diagnóstico se asemejaba, acaso, a una sentencia. Todo ocurrió muy rápido. Tras la primera prueba en el hospital se entera de que padece cáncer de pulmón con metástasis en cerebro, hígado y riñón. Casi inapelable.

Lejos de sumergirse en un rictus de espanto por la neoplasia maligna, Loida, especialista en levantamiento de potencia, disciplina que le ha valido, entre otros, cuatro diplomas paralímpicos, resolvió, con todo, respirar.

Apenas un mes después, no hay rastro de tumor alguno en su cerebro e hígado, toda vez que el de pulmón se ha reducido de ocho a tres centímetros y el de riñón, actualmente, ha empequeñecido hasta los 2,2. ¿Cómo se explica esta realidad? Su mirada azul y serena recuerda a un cuento de Navidad, sinónimo de que la esperanza alberga latido. Si bien, en esta oportunidad, con un personaje real y que está aquí para contarlo. El Independiente ha conversado con ella sobre su última gesta con la que "ha batido estadísticas".

Pregunta: ¿Qué ocurrió el sábado 28 de octubre de 2023?

Respuesta: Yo estaba trabajando en el 012 de la Comunidad de Madrid de teleoperadora y me quedé sin habla. Dejé de sentir el brazo durante unos segundos, aunque después lo recuperé. Pero no hablaba. Vino el personal del Urgencias y me preguntaron si reconocía unos objetos... Se trataba de un reloj y de unas gafas, pero yo no sabía cuál era su nombre, en aquellos instantes. Me llevaron al hospital de Ramón y Cajal en Madrid y me hicieron una prueba en la que detectaron que tenía nueve masas en el cerebro.Después, más pruebas y el diagnóstico. Cáncer de pulmón con metástasis en el cerebro, riñón e hígado. 

P: Según los expertos, es muy extraño que personas no fumadoras desarrollen cáncer de pulmón...

Respuesta: Efectivamente, es un porcentaje muy muy pequeño, pero lo hay. Una de las oncólogas me aseguraba que era “imposible” que yo pudiera tener cáncer de pulmón. La profesional no daba crédito. Y ahora estoy batiendo otras estadísticas…

Me dicen los médicos que mi cuerpo está asimilando el tratamiento súper bien

LOIDA ZABALA

P: Tales como los resultados logrados en apenas cuatro semanas de tratamiento… ¿Cómo se explica esta afortunada remontada?

R: Lo que me dicen los médicos es que mi cuerpo está asimilando el tratamiento súper bien y estoy muy agradecida a la vida de que todo esté saliendo así. Tenía claro que iba a batir el cáncer, pero no tan pronto. En un mes se me ha quitado más de la mitad de lo que tenía. Las oncólogas me pedían ir paso a paso y, en ningún caso, me dieron plazos de progreso tan breves. De hecho, resultaba impensable que, a día de hoy, ya no tuviese ningún tumor en el cerebro. Me iban diciendo que miraríamos cuánto se iban reduciendo para ver si podía entrenar. Y, de repente, no lo tengo en el cerebro y, por lo tanto, ya puedo entrenar todo lo que quiera a alto nivel.

P: En cuanto hagas la digestión de las 12 uvas...

R: ¡No lo dudes! El 2 de enero retomo todos los entrenamientos. Obviamente, he perdido mucho durante este tiempo debido a los corticoides, pero igualmente entrenaré y daré el máximo de mí. Eso está clarísimo. 

P: Con todo, al trabajo regresaste mucho antes...

R: Desde el 28 de noviembre estoy trabajando ya. A mí me encanta trabajar, estaba deseando volver. El médico me preguntó si estaba segura de si quería el alta y, por supuesto, lo estaba. Eso sí, ahora vuelvo a estar ingresada porque los corticoides que estaba tomando, que ya los acabé, me generaron una trombosis que desencadenó en varias complicaciones. Y ahora mismo estoy de vacaciones porque no quería cogerme la baja. Este fin de semana ya salgo y a coger de nuevo las riendas de la vida. 

"Mi principal miedo no era al cáncer, sino a..."

P: ¿Cómo se encara una noticia de semejante magnitud?

R: En un primer momento, me quedé en shock. No podía asimilarlo. Casi sin emociones, podría decir. Al día siguiente, empecé a aceptar que tenía cáncer y estaba preocupada. Lo de perder el habla me inquietaba bastante. Sin embargo, pensé que los Juegos Olímpicos seguían ahí y podía luchar por ellos, siguiendo el tratamiento. 

La clave de todo está en centrarse en las soluciones en lugar de en lo problemas

LOIDA ZABALA

P: ¿Y la gestión del miedo?

R: Mi principal miedo no era al cáncer, sino a perder el habla y/movilidad. Aunque me duraba poco. Si tenía un pensamiento de este tipo, rápido se me iba porque no me gusta perder el tiempo en centrarme en cosas que no han pasado. 

P: El deporte cuenta con un espíritu inherente que, trasladado al tablero de la vida, espolea en situaciones complejas...

R: Sin duda. La clave de todo está en centrarse en las soluciones en lugar de en lo problemas. En aquellas cosas que quieres conseguir. Y eso es lo que te saca de situaciones difíciles sin darte cuenta. 

P: ¿Un estado de ánimo optimista y alegre es un aliado para ganar a las células cancerosas?

R: Yo pienso que sí es importante. Si anímicamente estás mal, generas mucho cortisol. Y eso hace que, al final, el cuerpo no responda tan bien a según qué tratamientos. Si estás bien, generas endorfinas y el organismo, digamos, se encuentra más dispuesto a luchar y defenderse. Por tanto, algo tiene que ver, sí. 

P: Entramos en los días de los propósitos de Año Nuevo. Tu caso, ya legado, nos motiva a luchar por superar las adversidades y distinguir el urgente grano del vacuo bálago...

R: Estoy súper sorprendida de la gente con cáncer que me está escribiendo... Me dicen que les he dado esperanza, ayudar es lo que más me gusta, qué pasada. El tema no es la gravedad de lo que preocupa, sino cómo se lo toma cada persona. Pienso que para gestionar ciertos temas hace falta un psicólogo. No hay nada malo en que nos ayude. A mí me funciona centrarme en las soluciones. Por ejemplo, mucha gente está preocupada a día de hoy en lo que tiene que pagar a Hacienda, pues veamos si se puede fraccionar y eso nos alivia. La clave es centrarnos en las soluciones.